La semana transcurre bastante rápido, hasta que llegamos al viernes, hoy hemos quedado todos en casa de Candela ya que sus padres hoy se iban fuera el fin de semana, hemos aprovechado. Yo y Lucía llegamos las primeras, ya que después del insti se ha venido a mi casa, hemos cogido mi pijama y el neceser y nos hemos dirigido a la casa de Candela para ayudarla a preparar todo y pasar la tarde. Cuando llega la hora empiezan a llegar todos, Hugo y Marcos llegan los últimos, con cuatro botellas de alcohol, que Candela les intenta quitar argumentado que es una fiesta, pero que, tras una cara de pena de Marcos y una sonrisa de Hugo cede.
Nos acomodamos todos en los sillones al rededor de la mesa de café, donde ponemos un par de pizzas y las bebidas. Hugo se sienta en frente de mí, y Marta a su lado. Acabamos de cenar, y ayudo a Candela a recoger los platos, y llevarlos a la cocina. Una vez allí cogemos los vasos de chupitos y los llevamos al salón.
- RONDA DE CHUPITOS - grita Martín, que ya va un poco perjudicado con las cervezas que le ha robado de la nevera a Candela.
Marta es la primera que se anima, y poco a poco todos hacemos lo mismo. Cuando el licor ya ha abrasado cada una de nuestras gargantas, Candela se levanta y vuelve de su habitación con un altavoz. La noche transcurre bastante animada, pero hay algo que no me pasa para nada desapercibido, Hugo está bastante esquivo con Marta, que esta noche está más pesada que nunca. Ya son las cuatro de la mañana, y todos estamos bastante borrachos cuando Martin salta:
- Oye Candela, que se me ha ocurrido que podríamos quedarnos a dormir, no te parece?
- ¡Sí por favor Cande! - le intenta convencer Lucía, que está ahora tumbada con la cabeza en los muslos de su novio.
-Buf, es que, no se... -Dice la anfitriona dubitativa, aunque todos sabemos que al final acabará aceptando.
- Porfavoor - dice Marcos arrastrando las palabras.
- Bueno, vale, pero porque mis padres no vienen hasta pasado mañana y estais muy borrachos. - dice finalmente con una sonrisa.
- ¿Entonces ya nos quedamos todos no? - Dice Marta con una sonrisa picarona ante la mirada asqueada de Hugo, que a pesar de las copas que lleva encima lo ha entendido claramente.
- Pues ya que está todo decidido, yo me voy a ir a dormir ee. - Dice Marcos levantándose con torpeza.
- Va, pues todos a colocar los colchones. - Anuncia Lucía.
Nos levantamos, recogemos todo y lo llevamos a la cocina prometiendo que lo recogeremos todo al día siguiente y colocamos los colchones en el salón. Hay cinco en total cubriendo toda la superficie de este, a parte de los sillones, donde caben otras dos personas. las chicas nos vamos al cuarto de Candela a ponernos los pijamas, que también reparte entre las que no tienen. Volvemos al salón y descubrimos que los chicos ya están como en su casa. Han optado por quitarse la ropa y dormir en calzoncillos. No puedo evitar en fijarme en los bóxers azul marino de Hugo, y rápidamente desvío la mirada y veo a Marcos ya durmiendo a pierna suelta en uno de los sillones. Hugo se acomoda en el otro, y los demás nos tiramos en los colchones del suelo, yo todavía sigo viendo la habitación dando vueltas, así que me coloco mirando al techo, y me encuentro mirando a la oscuridad en lo que tarda Martín en apagar la luz y colocarse al lado de Lucía. En pocos minutos, se que la mayoría están ya dormidos, pero yo no consigo conciliar el sueño, no sé que problema tengo, pero siempre que bebo alcohol, me cuesta mucho dormir. De repente noto que Marta, que está tumbada cerca de mí se levanta. Ya sé a dónde va, pero no hago nada, solo trato de escuchar lo mejor posible, para hacerme una idea de lo que está haciendo. Se levanta, escucho que da algunos pasos sobre la madera, que cruje levemente, levanto un poco la cabeza, y consigo visualizar su sombra sentada en la cama de Hugo, se acerca a su oreja y le dice algo, que no consigo escuchar. Él se levanta de golpe, bajo la cabeza rápidamente, pero sigo escuchando.
- Marta. qué haces - Le oigo susurrar.
- No lo sé, pero- dejo de escuchar, Marcos ronca sonoramente de repente. - no se qué está pasando. - Termina de decir.
- Marta, ya sabes de sobra que yo nunca tengo nada con nadie, lo que pasó, fue porque te tenía delante y pasó, pero ya está. Sabes qué,estás muy pesada todo el día pegada a mí, insistiendo. Pasa de mi y punto - Ha sido... raro, si yo fuera ella estaría destrozada, no me cae nada bien, es más la odio, pero siento algo de empatía hacia ella. Ahora mi mente no está en condiciones de pensar, todavía me da vueltas. Así que sigo mirando a la oscuridad, esperando al sueño, escucho a Marta volver sigilosamente de vuelta a su sitio, sin decir nada, y tras unos minutos vuelve a dormitar tranquilamente, espero que hoy estuviera tan borracha que mañana vuelva a razonar correctamente y pueda alegrarme por lo que acabo de escuchar.
Después de unas horas de pequeñas cabezadas, recuerdo que no me he lavado los dientes. Así que como estoy totalmente, decido levantarme. Me dirijo al baño del fondo del pasillo, para no despertar a nadie con cualquier ruido, enciendo la luz y cierro la puerta cuidadosamente. Me observo en el espejo, voy hecha un desastre, llevo mi camiseta de amnistía internacional de tres tallas más a modo de camisón, se nota que voy sin sujetador, pero no demasiado, la verdad es que es lo más cómodo, un moño bastante deshecho que recoge más o menos la mitad de mi pelo negro y los ojos rodeados por dos círculos negros de rímel. Me quito la mayor parte con agua, cojo mi cepillo de dientes y sin darle más importancia a mi aspecto, mojo el cepillo y me lo meto en la boca. Me viene una canción a la cabeza y la empiezo a tararear por lo bajo con el cepillo en la boca, mientras doy vueltas por el baño, que nos es bastante grande, haciendo una especie de baile. La puerta del baño se abre tras de mí, y con la cara de susto, y algo de pasta de dientes que se ha deslizado fuera de mi boca miro asombrada a Hugo, con su torso al descubierto, sus bóxers azules y su sonrisa torcida.
- ¿Pero, qué haces? - Me dice mientras detecto como se divierte diciéndolo.
- Nada, lavarme los dientes - Escupo rápidamente la pasta de dientes y me limpio las comisuras de los labios.
- A las cinco y media de la mañana y bailando. - se ríe - Interesante, no dejas de sorprenderme morena.
Me quedo callada, no se me ocurre nada que decir, me doy la vuelta y me dirijo a una toalla que está colgada en la pared de enfrente para limpiarme el agua que me queda en la cara. Cojo la toalla, y al instante siento cómo me abraza por la espalda, y su respiración agitada en mi cuello. Un beso, un escalofrío, una sonrisa en mi piel. Más besos, me da la vuelta por la cintura. Le miro a los ojos:
- ¿Qué ha pasado antes con Marta? Os he escuchado. - Noto que su rostro se endurece durante una fracción de segundo, pero me vuelve a mirar a los ojos y sonríe.
- Tú. - Con eso me basta, me acerco a su boca, y noto sus labios calientes, los rozo, solo un poco, pero él no aguanta más y me acerca por la cintura, me da el beso más intenso que hubiera podido imaginar en mi vida. Mis manos van bajando por su espalda, y noto cada uno de sus músculos, me vuelve loca. Llego a la goma de sus bóxers, dudo durante unos instantes, pero finalmente me lanzo, e introduzco mis manos a través de la tela azul marino, noto que sonríe, y sus manos subiendo por mi vientre, muy despacio. Me doy cuenta de lo que va a pasar, pero no siento que esté allí, es como si estuviera en un universo paralelo. Siento sus manos sobre mí, no llevo sujetador, y es una sensación bastante agradable. Un último beso y paro. Me separo de él con una sonrisa vergonzosa, no me atrevo a ir a mas, veo el bulto en la tela azul y me río, abro la puerta y sin decir nada, vuelvo al salón. Noto sus pasos detrás de mí, cuando llego, me coge de la mano, me da un beso, que para mí lo explica todo, me indica que me tumbe en el sillón, él se tumba detrás de mí, y me abraza por la espalda de un modo cariñoso, y me susurra al oído;
- No sé cuanto habrás escuchado antes, pero mi regla tiene excepciones Andrea. -Siento que sonríe tras de mí, y en mi cabeza aparecen mil ideas, ¿significa eso que quiere que tengamos algo serio? Mientras pienso en eso, estar toda la noche en vela me empieza a hacer efecto y me quedo dormida.
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Thoughtkeeper
Teen FictionAndrea, una chica de 16 años no puede más, algo que lleva arrastrando desde hace ya mucho tiempo la tiene cansada. Así que decide cambiar su vida por completo, se despide de todo lo que conocía hasta ahora en su antiguo colegio, y se cambia a un nue...