Capítulo 6

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Llegamos a clase y ya están todos sentados, cuando cojo mis cosas y estoy a punto de dirigirme a mi sitio, donde me senté ayer, al lado de Lucía, detrás estaban Candela y Marcos, y delante Hugo y Martín. Total que cuando dirijo la mirada hacia "mi" sitio, no está vacío, sino que Marta está sentada en él, hablando animadamente con Hugo y Martín. Siento una mano que me toca la espalda, y la voz de Lucía, que me propone sentarnos juntas en otro lado.

El día pasa y nada cambia, Hugo pasa completamente de mí, y Marta le sigue como si fuera su perrito faldero, que asco me da. Cuando acabamos de comer, salimos todas al recreo, nos sentamos en la arena del patio, y empezamos a hablar. Desde mi sitio, puedo ver el campo de futbol, y sin pensarlo, empiezo a buscar a Hugo. No he cogido este sitio a posta ni nada, o eso creo, tampoco es que haya pensado mucho en ello.

Marta está sentada a mi lado, por el contrario, creo que ella sí que ha elegido el sito premeditadamente, que guarra, me cae fatal. Nos empieza a hablar de lo "genial que le ha ido el día" y de lo mucho que ha hablado con Hugo y no se cuantas más mierdas, en cuanto vuelvo a mis pensamientos, me doy cuenta de que estaba observando a Hugo corriendo de un lado a otro del campo, y me parece ver que desvía su mirada hacia donde estamos nosotras por un instante, pero en cuanto ve que le estoy mirando la aparta en seguida. Paula y Ale le empiezan a decir a Marta que se anime, y que vaya y le deje las cosas clara a Hugo haber si pueden volver a lo que tenían en verano, mientras Lucía le dice que mejor dejar las cosas como están, ya que dice que si Hugo todavía no le ha dicho nada, puede que en realidad no quiera nada. Cuando vuelvo a distraer mi vista hacia el campo de fútbol, escucho a la guarra preguntarme que qué opino yo de ese tema. Le digo que yo no lo tengo muy claro, ya que casi no conozco a Hugo, y tampoco me he fijado mucho en todo lo que han hablado. Aunque por supuesto que me he fijado, sé de sobra que han estado todo el día pegados. Suena el timbre, y subimos a clase. Mientras subo por la escalera inmersa en mis pensamientos, Martín me alcanza, y me dice con una sonrisa:

-¿Ahora toca educa no?¿Hoy has traído la ropa?

-¡Joder, mierda! - los que van delante se giran por unos segundos - que va, se me había olvidado por completo.

- Lo sé -me dice entre risas - no te preocupes, Sergio no se enfada mucho cuando a vosotras se os olvida el chándal.

-¿Cómo que cuando a "nosotras"?

- Sí, ¿no sabías que siempre los profesores os tienen como más cariño? Es decir, siempre os ponen mejores notas a las chicas, os ayudan mas en clase...- Me dice mientras recoge su bolsa de deporte del armario.

- Bueno, podría ser porque no estudiáis lo suficiente o estáis todo el día hablando ¿no crees?- Digo yo con una carcajada, mientras el también se ríe y me da la razón. Salimos de clase, y veo que la guarra y su amiga también salen de la suya.- ¿El C también tiene clase de educación física con nosotros?- le pregunto con un tono un poco despectivo a Martín.

- Sí -se ríe un poco- ¿a qué viene ese tono?

-Nada, es que no sé como vamos a caber todos en el gimnasio.-Miento, me gustaría decir que ya no soporto más ver a esa guarra tonteando con Hugo, pero no puedo.

- Aaah- me dice con tono acusador- entonces no era porque te caía mal Marta ¿no?- Jo, que directo.

- Que va, no me cae mal, aunque tampoco es que me caiga muy bien la verdad. - Se ríe y seguimos andando.

- Tranquila, no estamos todos juntos en el gimnasio, nosotros sí, pero la otra clase se va al campo de fútbol.

Asiento como gesto de aprobación y bajo las escaleras hacia los vestuarios de chicas para esperar a Lucía y a Cris. Nada más abrir la puerta, doy sin querer a alguien que estaba detrás intentando sacarse los pantalones de pitillo de las piernas, en cuanto la veo la cara, no puedo evitar sacar una sonrisilla, mientras sus amigas se mean de la risa después de haberla visto aterrizar en el suelo. Me apresuro a pedir disculpas, mientras la ayudo a levantarse. Me dice que me quede tranquila mientras ella también se ríe, ¿por qué tiene que ser tan maja de repente? Acto seguido me pregunta dónde está mi bolsa de deporte, a lo que yo contesto que se me ha olvidado. Con una sonrisa mete la mano en su bolsa y saca algo negro, y me dice mientras me extiende el trozo de tela negro que ella se ha traído dos pares y que me deja unos pantalones de deporte. Lucía me dice que me los ponga rápido que ella me espera y me apresuro a meterme en el baño. Ya dentro, deslizo los vaqueros por mis piernas y los guardo en la mochila, y en cuanto extiendo los pantalones de gimnasia para ponérmelos, hay un problema, son unos mini shorts, si es que es tan guarra hasta para vestir, aunque creo recordar que los que ella se estaba poniendo eran unas mayas largas

- ¡Lucía, tengo un problema! -grito para que se me escuche a través de la puerta del baño.

- ¿Qué pasa?

- Es que, estos pantalones... me van un poquito cortos. - Le digo con vergüenza.

- No pasa nada, a ver, sal para que yo te los vea. -Abro la puerta del baño, y salgo, al verme, se tapa la boca con la mano y oigo como se ríe. - Bueno, tampoco son tan, taaan cortos. - me dice entre risas.

- No, no, yo me cambio. - Vuelvo a entrar en el baño, y para mi sorpresa, los pantalones no los había metido bien el la mochila, y estaban en el suelo y empapados. Vuelvo a abrir la puerta sin haberme cambiado y le digo a Lucía - Vamos.

- ¿Por qué no te has cambiado? - me vuelve a decir entre carcajadas.

-Se me han caído los vaqueros al suelo y se me han empapado, se ve que he hecho algo malo y el karma me lo quiere devolver- le digo muy seria medio en broma, medio en serio. Ella se ríe y subimos al gimnasio.

Lucía abre la puerta y entra seguida de mí, colorada como un tomate. Siento como al entrar, se fijan casi todos los ojos en mi, hasta Sergio el profesor para de pasar lista, no se si es cosa mía o ha sido sólo coincidencia. La vergüenza me está jugando una mala pasada. Cualquier chica estaría feliz de ser el centro de atención y que todo el mundo la mirara, pero yo no, yo estoy temblando como un flan. No es que tenga mal cuerpo ni nada, es más todo el mundo me dice que tengo muy buen cuerpo, a pesar de que yo me veo demasiado flaca, aunque tampoco me avergüenzo mucho. Sergio termina de pasar lista y nos pone a calentar. Todos empezamos a correr mientras siento que todas las miradas de los chicos se posan en mí, así que decido ponerme detrás de todos. Hugo estaba un poco más delante de mí con sus amigos, pero en cuanto yo dejo de acelerar, me da la sensación de que él hace lo mismo, ya que ya está bastante mas atrás que sus amigos. Cuando llego al final, sigo corriendo a mi ritmo, y él se coloca justo a mi lado.

-¿Por qué te has traído esos pantalones?- Mierda.

- No son míos, -digo yo, muerta de vergüenza.

- Ah, ¿y entonces de quién son, y por qué los llevas tú?

- Son de Marta, y los llevo porque no tenía pantalones de gimnasia, me los ha dejado, y yo no sabía que eran cortos antes de entrar al baño.

- ¿Por qué no te has vuelto a poner tus vaqueros blancos?- ¿Se ha fijado en lo que llevaba puesto?

- Porque se me han mojado. - Le digo con tono borde, no sé por qué, pero estoy cabreada con él.

- Pues no deberías habértelos puesto en esta clase.

- ¿A ti que más te da?- Sigo borde, no quiero estarlo, pero me sale solo.

- A mí me da igual, lo digo por ti, se te ve un poco roja. - Joder, porqué coño tiene siempre que hacerme sentir tan incomoda. Mientras que le dirijo una mirada asesina, mis pies se dirigen hacia donde el profesor nos está llamando. Aunque ando rápido, eso no me impide escuchar la risita de Hugo por detrás de mí, esa risa que me encanta.

No vuelvo a hablar con él en toda la clase, aunque tampoco es que tenga muchas oportunidades, ya que estamos haciendo ejercicios en pareja, y yo estoy con Lucía, que me está hablando todo el rato de como Sergio me mira de reojo mientras hacemos los estiramientos de piernas. Le digo que no es verdad, pero cada vez que me giro, veo al profesor mirándonos mientras sonríe, con una sonrisa preciosa, aunque con algo que aún no puedo descifrar. Me cae bien, es un buen profesor.

Termina la clase y vuelvo a los vestuarios, me cambio, le devuelvo sus pantalones a la guarra con un simple "gracias" y una mezcla de cara de asco y una sonrisa, cojo mis pantalones que ya están secos de estar una hora al sol, y me voy a la parada de bus. Me subo al autobús y justo cundo estamos yéndonos de la parada veo a Hugo corriendo para intentar alcanzarlo, aunque fracasa, y se queda en la parada a esperar al siguiente. Me sorprendo pensando "que se joda".






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