Por fin llega, recojo mis cosas mientras se aproxima, y cuando abre la puerta entro. Recorro con la mirada todo el autobús, esperaba que ya hubiera alguien, ya que solo faltan 5 paradas para llegar a la del colegio. tampoco había pasado por aquí antes, será una nueva ruta. Eso espero.
Llevo ya quince minutos y no me suena nada, así que decido preguntarle al conductor.
- Perdone, ¿es este el autobús 134 dirección Plaza Castilla?
-No, lo siento niña, este es el 158. - Odio que me llamen niña, ya tengo 15 años, podría ser chica, pero no niña.
- Vale, muchas gracias eh. - Siento ser borde hijo, pero es que voy a llegar una hora tarde por o haberme fijado bien en el número, si ¡es que manda huevos!
Cojo mis cosas y como en la siguiente parada da la casualidad de que también pasa el 134 me bajo. Encima me había ido en dirección contraria madre mía. Estos últimos meses he estado bastante despistada, que entre que hacía un calor de narices, y estaba nerviosa por agosto. El año pasado, conocí a mucha gente, en el puerto, Valencia. Llevo yendo allí desde los tres años y nunca me he cansado de ese sitio, nunca hasta este año. Me daba demasiada pereza coger el coche toda la familia, yo mi madre, mi padre, y mis dos hermanas pequeñas. Tienen cinco y diez años, todo el mundo nos dice "¡Ay que casualidad, os lleváis cinco años entre cada una! Pues no, coincidencia no, mis padres son demasiado perfeccionistas hasta en eso. En cima, ¡dos chicas! Siempre han sido mucho mejores los niños pequeños antes que las niñas. Los chicos suelen ser súper monos, con sus caritas regordetas, torbellinos y siempre muy cariñosos, en cambio las chicas no. Siempre son la típica niña repelente que se cree la superprincess y yo eso no lo soporto. Tampoco estoy criticando a nadie, yo, era la primera que iba con mis cosas pijas y hacía ascos a todo lo que no me gustara. Tenía bastante confianza en mí misma, desearía seguir conservándola.
Subo al autobús, miro a mi alrededor con la esperanza de que al menos haya alguien que también llegue "un poco tarde", pero está tan lleno que no puedo fijarme bien. Veo un sitio bastante al fondo, así que corro para sentarme, pero en cuanto llego, veo que hay sentado un chico más o menos de mi edad justo al lado. Ya he llegado hasta allí, así que supongo que no tengo más remedio que sentarme, después de dudarlo un poco, lo hago. No me había dado cuenta de que me estaba mirando mientras decidía si sentarme o no, y cuando lo hago, noto como sonríe y enseña su dentadura blanca perfecta. La verdad es que el chico es bastante mono, tiene la piel morena, el pelo negro y un poco ondulado, aunque tampoco llama mucho la atención, la sonrisa así torcida, y unos ojos. ¡Madre qué ojos! Un verde que no había visto en mi vida. Vale, hay que admitirlo, no está nada mal.
Después de sonreír, veo que mueve la boca, pero no le escucho, todavía sigue sonando la canción de 21 guns, de Green Day. Así que me quito un casco, para no parecer muy interesada y le pido que lo repita. Vuelve a sonreír.
- Que te estaba preguntando por qué te daba vergüenza sentarte con migo.
- No me daba vergüenza, solo estaba valorando las opciones.
-¿Qué opciones, sentarte con un pivonazo o quedarte de pie todo el camino?
- Sí, justo eso.
- Pues menos mal que has elegido lo primero. - Sonríe. Esa sonrisa me pierde, por qué, si no le conozco. Me vuelvo a poner el casco, pero me lo quita.
- ¿Qué coño haces?
- Por cierto me llamo Hugo.
- Qué bien, me alegro.
- ¿Y tú?¿ Cómo te llamas?
- Andrea.
- Ah.
- Ah.
-¿Puedo escuchar música contigo?
- No. - Pero igualmente se pone el otro casco y empieza a tararear la canción.- ¿Cómo te la sabes?
- Porque me gusta, es mi canción favorita. "...One, twenty one guns...".
- ¿ Tú, escuchas rock? - No me lo puedo creer.
- Sí, ¿que pasa?
- Nada, saber. Bueno, ya te puedes ir quitando el casco, me bajo en la siguiente.
- ¡No!
- ¿Sí?
-¿ Vas al instituto de aquí al lado? - No me lo puedo creer, por favor dime que no.
-Sí, ¿tu también?
- Sí, pero va a ser que llegamos un poquito tarde.
- Solo un poco.
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Thoughtkeeper
TienerfictieAndrea, una chica de 16 años no puede más, algo que lleva arrastrando desde hace ya mucho tiempo la tiene cansada. Así que decide cambiar su vida por completo, se despide de todo lo que conocía hasta ahora en su antiguo colegio, y se cambia a un nue...