Capítulo 9

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-Vale, no me has dejado otra opción.- Le digo mientras siento que una estampida de elefantes pasa por mi estómago. Se ríe y salimos del bus. Lo único que pido es que esto siga siendo así todo el día, es perfecto.

Llegamos a clase mientras seguimos hablando de nuestras cosas, pero nada más cruzar la puerta de clase siento como se pone tenso a mi lado, para de reír y los dos nos dirigimos al círculo en el que están nuestros amigos, ya que todavía faltan unos veinte minutos para que empiece la clase, se ve que hoy sí que hemos llegado pronto. Mientras nos vamos acercando, escucho cómo están todos hablando sobre el viaje de Doñana, la guarra y Paula también están ahí, no sé qué cojones hacen, es que me cae tan mal. "¡Chiicos!" nos saluda con una voz chillona y desagradable como ella sola.

- Estamos hablando de cómo vamos a ir en las habitaciones.- dice Marcos después de saludarnos.

- ¡Si! - Dice Candela afirmando lo que su novio había dicho antes.- Bueno vosotros en realidad ya estais, porque vais a ir los tres juntos ¿no?- Los tres chicos asienten y se sonríen entre sí. - Pues a ver, nosotras somos: Lucía, Cris, Sara, Ale, Paula, Marta, tú y yo, así que serían cuatro y cuatro.

- Vaale, pues podríamos ir, por ejemplo, Cris, Andrea, Candela y yo, y luego vosotras cuatro. - Dice Lucía. La verdad estaba bastante claro, ya que en realidad somos como dos grupos, así que estoy bastante contenta de cómo están colocadas.

- Buuf, es que a mí me gustaría ir con Andrea también, ya que todavía no nos conocemos muy bien, y me gustaría poder hacerlo. - Dice Marta ante la mirada sorprendida de Martín, que me hace más gracia que el propio comentario de la guarra. Pero cómo que se quiere poner con migo en la habitación, ¡pero si yo ya tenía bastante asumido que nuestro asco era recíproco! - Así que...¿qué dices? Hay dos hoteles de todas formas, así que en el segundo, podríamos ir nosotras dos, Pau y Luci. - A las demás veo que no les importa mucho así que miro a Lucía en busca de ayuda, pero no consigo encontrar su mirada, ya que está ocupada hablando con Martín. - Entonces sí ¿no? - Toma mi silencio y medio sonrisa por un sí y añade - Pues genial entonces, en la segunda habita vamos con vosotras, va a ser perfecto ya lo veréis. - dice mientras se aleja con una voz cantarina. Ya que el profesor acaba de entrar en clase.

Los de letras se van, y nosotros nos quedamos para dar clase de matemáticas, menos mal que ella está en un grupo más bajo, si no, me pegaba un tiro. Cojo mis cosas como siempre y me dirijo a mi sitio, el profesor decide cambiarnos de sitio a todos esta clase, así que me encuentro atrás del todo con un tío que no conozco, justo delante está Hugo, Marcos en una esquina cerca de la puerta, y detrás tiene a Cris. Finalmente, Martín y Lucía juntos, pero en primera fila y en el centro, así que tampoco renta mucho. Una vez acomodada en mi nuevo sitio de matemáticas, adopto la posición que me parece más cómoda, estirando las piernas hacia adelante y resbalándome un poco en la silla. En cuanto empiezo a atender, siento algo en el tobillo, así que lo muevo un poco, aunque unos segundos después, lo vuelvo a notar, así que levanto un poquito la cabeza estirando el cuello como una tortuga para salir de mi empanamiento y ver lo que está ocurriendo, y cual es mi sorpresa cuando veo a Hugo intentando pintarme la piel del tobillo con su boli. Así que hago como que todavía no me he dado cuenta, y cojo mi subrayador lentamente, y rápidamente, le pinto una gran raya en la nuca. Él se gira y me sonríe maliciosamente. Antes de darse la vuelta, estira su mano y me pinta un rayajo azul por la mitad de la cara. "te has pasado" le susurro por detrás, mientras paso mi mano por su izquierda y le hago lo mismo que él me acaba de hacer, pero mucho más grande. Seguimos así como unos quince minutos, y cuando ya tenemos toda la cara pinturrajeada, el profesor estalla, y nos manda a los dos al baño a limpiarnos.

Mientras nos reímos y nos echamos la culpa mutuamente nos dirigimos a donde nos han indicado, y justo antes de entrar al baño de chicas veo a una limpiadora que acaba de fregar el suelo, y me dice que no puedo pasar hasta dentro de 15 minutos. Después de reírse, él me dice que no espere, y que entre al baño de tíos para limpiarme la cara. Le digo que no, que cómo voy a entrar que a lo mejor hay alguien, y qué vergüenza.

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