La fiesta de Eizen

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-¡Abby ven aquí ahora!- gritó mi madre en alguna parte de la casa.

¿qué habrá pasado?.

¿serán las notas?.

Lo más seguro.

Me levanté con mucho esfuerzo de mi cama y camine a donde yo creía que ella estaba.

La cocina.

-¿qué?- pregunte entrando a la cocina.
Mi mamá se dio la vuelta y en sus manos había un papel blanco.

Oh, oh.

Las malditas calificaciones.

-asercate- dije y yo hice caso -¿puedes explicarme que es esto- dijo señalando el papel.

-¿una hoja de papel?-

Ella fruncio el ceño.

Quería evitar el tema, no me gustaba hablar de mis notas, en especial con ella.

-que graciosa- dijo con ironía.

-¿se puede saber para que me llamaste?- pregunté y ella asintió.

-Abby, no se si te copiaste o convenciste al profesor de ponerte estas notas pero explícame- dijo tendiendome el papel.

Lo tomé y mire mis notas.

NO PUEDE SER.

Abby con un promedio aceptable.

Miré a mi mamá y luego a la hoja, no me lo creía.

Y todo esto gracias a Peter.

Le debo una.

-para tu información mamá esto es gracias a Peter así que agradecele a él.
-bueno no me lo esperaba de ustedes- dijo -ah como hoy es el cumpleaños de tu hermano vendrán niños a la casa así que ya sabes que en lo que yo llegó tu los cuidas- dijo tomando su bolso.

¿Espera que?

-¿qué?- pregunté anonada.

-si, es como si cuidaras ha muchos Eizens- dijo y yo hice una mueca.

Eso sonaba aun peor.

Ella hizo una mueca captando lo que había dicho.

-olvidalo eso es aún peor- se encogió de hombros y salió de la casa dejándome con la palabra en la boca.

Bueno no puede ser tan malo ¿verdad?

(...)

-¡BAJATE DE AHI PINCHE NIÑO!- corrí hacia la mesa donde estaba el niño parado, lo agarré del torso y lo dejé en el suelo.

Habían aproximadamente veinte niños y ¡aún faltan más!

Sentí un Jalón en mi blusa y baje la vista.

Había un niño jalando mi camiseta favorita de los Rolling Stones.

-¿Qué?- pregunté

-¿dónde está el baño?- pregunto y yo suspire.

tranquila Abby, todos sabemos que no te gustan los niños así que sólo será cuestión de esperar.

-ven- dije dije extendiendo mi mano.

El sonrió y tomó mi mano, empecé a caminar al fondo de la casa hasta llegar al baño.

-es aquí- dije parada en frente de la puerta.

El niño soltó mi mano y antes de entrar me miró.

-¿me esperas?- preguntó y yo frunci el ceño pero luego asenti con una sonrisa.

¿El nerd es un Playboy? (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora