Me siento en un cuarto de hotel, donde la cama parece esperar la presencia del próximo cliente, ojalá así fuera, tal vez así mi cama serviría para algo. Dar vueltas en la habitación y sentarme en el piso viendo como es víctima del abandono es todo lo que hago. En este momento mi cama me ha de detestar, hace días que no duermo en ella. El piso ha sido mejor refugio por ahora, el frío en el que me envuelve me hace regresar a la realidad y darme cuenta de que... la cama aún espera.
—Astrid Urcid