Aquí parada,
frente la ventana
esperando ver tu imagen,
ilusionada a que llegues,
me tomes en brazos
y me infusione tu loto.
20 minutos
en la ventana
y ni tu aroma;
la impuntualidad, sí,
es lo que te caracteriza.
Vuelvo a comprobar que
todo esté en su lugar;
llaman a la puerta,
da un vuelco mi corazón,
has llegado,
y empieza la función.
— Astrid A. P. Urcid