Estoy sentada,
fumando,
enumerando las caladas
que doy
para después convertirlas
en razones,
razones por las que
no debo estar contigo;
hasta el momento
llevo 9 caladas,
8 razones,
creo que son muy pocas,
4 caladas más,
siguen siendo pocas,
3 más,
no sé si son suficientes,
otras 3,
a lo mejor y
ya me convenzo;
la última calada,
la mas difícil
de fumar.
—Astrid A. P. Urcid