Te vi hace unas semanas comprando pañales y leche. Y te diré algo: ya no te amo.
No porque tengas una hija con ella, no. Simplemente desperté de mi sonambulismo y me he caído con toda la gravedad. Pero te gradezco... Nah ¿a quién engaño? Te odié por aprovecharte de mi "inocencia". Pero más me desprecié a mí por perder saliva contigo (espero me entiendas) sin poesía, sin rimas. Tan crudo lo siento como fue. Lo quise adornar pero no se me da la decoración. Asi que espero que tus padres paguen tus gastos hasta que tu hija vaya a la universidad. Entre tanto me alegro de haber cambiado de número y de amores. Por cierto, dile a tu esposa que los invito a mi boda.
—Anónima