-¡JOVEN BUSCA REFUGIO! ¡SALVA TU VIDA!
Ese grito hace que despierte de mi trance.
Miro los muros del edificio cayéndose y las cosas rompiéndose.
Comienzo a correr y me meto debajo de una mesa, una vez leí algo así en internet, que en caso de terremoto esconderte de bajo de una mesa.
Cierro mis ojos y trato de tapar mis oídos pero es inútil, los gritos de las personas y niños no paran, además del sonido de las cosas rompiéndose.
Luego de unos segundos todo comienza a cesar, me aseguro bien de que todo ha vuelto a la normalidad antes de salir debajo de la mesa.
Observo todo a mi alrededor y llevo mis manos a mi boca.
Hay personas muertas a mi alrededor, causa del terremoto, escombros encima de ellas y sangre por todos lados.
Mi cuerpo se estremece y tengo que cerrar los ojos al instante.
No puedo creer todo lo que acaba de pasar.
Estaba a punto de darle un mordisco a mi sándwich cuando todo paso.
Fue tan rápido, mi mesa comenzó a temblar, mi refresco se derramó, las personas comenzaron a gritar y los muros comenzaron a cuartearse.
-¡Mami! ¡Papi! ¿Donde están? ¡Ayuda!
Miro a mi alrededor buscando de donde proviene la voz.
-¿DONDE ÉSTAS? -Grito.
-¡No lo sé! ¡Por favor ayuda! -Dice la voz de la pequeña entre llantos.
-¡Grita más fuerte! ¡Continua gritando!
-¡Aqui estoy! ¡Aqui estoy! -Comienza a gritar la pequeña y yo comienzo a seguir su voz.
Cada vez la escucho más cerca.
Al fondo la veo en un rincón del parque del juegos.
Corro hacia ella y caigo de rodillas delante de ella.
Ella al verme me abraza fuertemente, se aferra a mi y comienza a llorar.
Es una niña como de seis o siete años de edad, tiene el cabello rubio y su tono de piel es claro.
-¿Quien eres? -Me pregunta aferrada a mi.
-Soy Diego, ¿y tu pequeña?
-Soy Natalia. ¿Conoces a mis padres? ¿Sabes si ellos están bien? ¿Que paso Diego? ¿Porque todo tembló?
-No conozco a tus padres pequeña, pero te aseguro que ellos deben estar bien. Yo tampoco se muy bien lo que paso, sólo sé que tembló muy fuerte.
-No me dejarás sola, ¿verdad?
-No pequeña no lo haré, saldremos de esta juntos, ya veras.
Ella se aleja para ver mi rostro y me regala una sonrisa.
-Gracias Diego.
-Por nada pequeña. Ahora vamos a buscar un sitio más cómodo para descansar, ¿si?
-Si. -Responde ella.
Me levanto del suelo y la cargo.
-Vamos a buscar un sitio más seguro para que ella pueda dormir y yo buscar una solución.