-Parece Kétchup, ¿verdad?
No puedo evitar reír ante el comentario tan inocente de Nati.-Sí pequeña, la sangre parece kétchup.
-¿Sabes lo que hago para que no me de miedo ver a las personas muertas?
-No, ¿que es lo que haces?
-Imagino que son de juguete, y que la sangre es kétchup, así no me da miedo si no que lo veo como que si fuesen de mentira.
-Que buena técnica, la comenzaré a usar.
-La verdad es que es muy buena, siempre tengo buenas ideas.
-Oye pero que ego para ser tan pequeña. -Digo con una sonrisa en el rostro.
-No es ego, es reconocer tus virtudes.
-Oh Dios, cada vez me asombras más Nati, ¿cuantos años es que tienes?
-Tengo seis.
-Eres muy inteligente para tan poca edad. Nati, ya que eres tan inteligente tengo una misión para ti, ¿la aceptas?
-La aceptaré luego que me digas cual es.
-Vale, consiste en una búsqueda, debes encontrar un sitio en donde haya cosas médicas.
-¿Una farmacia?
-Sí, una farmacia.
-Okay, acepto la misión. A la derecha al fondo hay una.
-Me éstas mintiendo.-No lo hago, siempre vengo a este centro comercial con mis padres, lo conozco como la palma de mi mano.
-Probemos si es cierto. -Digo antes de comenzar a trotar como un caballo, cosa que hace que Nati se ría a carcajadas, tiene una risa muy tierna la pequeña.
Llegamos al fondo a la derecha y efectivamente hay una farmacia, Nati tenía razón.
-Te lo dije Diego, conozco este centro comercial como la palma de mi mano.
-Vaya que si, ahora serás mi guía.
-¡Si!
Bajo a Nati de mi espalda y la tomó de la mano, entramos cuidadosamente a la farmacia, gracias a Dios no tiene personas en ella, las que estaban aquí supongo que lograron huir.
Tomo una bolsa de tela y comienzo a meter todo lo que encuentro, tapa bocas, medicinas, vendas y así una gran cantidad de cosas.
Término de llenar la bolsa y salgo junto a Nati de la farmacia.
Esta vez la siento en mis hombros para ir más cómodo.
-Sra. Guía, ¿me puede decir donde hay un supermercado?
-Creo que del otro lado del centro comercial hay uno pero es pequeño, en el piso de arriba hay uno grande, pero puede ser peligroso subir.
-Estoy de acuerdo, vamos a el que esta en este piso mejor.
Caminamos al otro lado del centro comercial y encontramos el supermercado.
Entrar a este es un poco más difícil debido a que tiene una gran columna en la entrada, pero luego de unos minutos logramos entrar, este esta más oscuro y no puedo negar que tengo un poco de miedo.
Lleno dos bolsas con enlatados y agua.
Al terminar salgo con Nati rápidamente del oscuro supermercado.
-Me duele la panza del hambre. -Dice Nati mientras caminamos de regreso a la tienda.
-A mi también me duele, tengo tanta hambre que me como un elefante.
-Yo tengo tanta hambre que me como dos elefantes.
-Yo tres elefantes.
Y así continuamos jugando hasta llegar a la tienda.
-Llegamos, que cansada estoy -Dice Nati.
-Cansada de no caminar será.
Los tres reímos y yo comienzo a sacar las cosas de la bolsa.
-Vamos a curar tu pie, saca tu zapato.
-Diego, yo puedo curarlo sola.
-No me digas que eres de esas chicas que odian a los chicos y se niegan siempre a recibir la ayuda de un hombre.
-La verdad es que a veces tiendo a ser así
-Pues trata de hoy no ser así, saca tu zapato.
-Voy papá.
Suelto una leve risa ante su comentario, veo que en el rostro de ella se ha formado una sonrisa, tiene una linda sonrisa.
Se quita el zapato y la media, destapo una de las botellas de agua que tome del supermercado y lavo su pie.
Luego comienzo a tocarlo y a darle un leve masaje en el, ella se queja unas cuantas veces debido a que le duele.
Tomo una crema que conseguí en la farmacia y le doy un masaje a su pie.
-No es nada grave, supongo que te torciste el pie tratando de sacarlo del hueco, y debido a eso te duele, te puse una crema mentolada que conseguí en la farmacia, en unos días ya te sentirás mejor, trata de no caminar mucho, entre más quieto tengas tu pie, mejor.
Daniela se inclina hacia mi y deja un beso en mi mejilla.
Me mira y sonríe.
-Muchas gracias Diego.