Capítulo 27

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-La pequeña tiene el tobillo roto, es muy bueno que la hayan vendado de inmediato.

-Jamie lo ha hecho –dijo la pequeña al médico.

-Pues ha hecho bien –sonrió el médico- ahora tendrán que esperar un poco, iremos a ponerte el yeso y tus papás tendrán que ir a firmar unos papeles.

-No me dejen sola –Wylma tomó la mano de Jamie- ¿puedes venir conmigo?

-Si el doctor no tiene problema, te acompaño.

-Yo también quiero ir –Romy tomó la mano de su hermana- ¿Puedo?

-Pueden venir los dos, pero tendrán que esperar afuera.

-Pues nosotros vamos a llenar estos papeles y los veremos arriba.

Así que Jamie se marchó con el médico y las pequeñas, cuando pasaron a la pequeña a la sala para enyesarla se quedaron afuera esperando en unas sillas, aprovechando el descanso Jamie sacó su móvil y le mandó un mensaje avisándole a Dakota de la situación, llevaban casi dos horas allí debido a que la persona que se encargaba de las radiografías había estado en su hora de comida, incluso tuvieron que esperar media hora más hasta que pudieron salir del hospital.

-Ya solo pasamos por los analgésicos –dijo Aaron, conduciendo de regreso- ¿Paramos por algo para cenar?

-Pensábamos preparar unas hamburguesas más tarde –dijo Sam- Dakota y yo íbamos a asarlas afuera.

-El clima parece no cooperar –Jamie miró el cielo por la ventana- hay bastantes nubes.

-Entonces la llamaré para sí llevamos algo más –Sam le marcó el móvil, después de un rato lo dejó- no contesta, quizá no lo lleva con ella.

A Jamie tampoco le había respondido el mensaje, posiblemente con las dos niñas no le daba tiempo de contestar, hicieron entonces unas compras rápidas y volvieron a la casa.

A la casa que estaba vacía.

          

                

              

-Mamá necesita ponerse en forma –dije, empujando con fuerza el cochecito- necesito descansar.

Había visto el destello de cabello rubio nada más salir del supermercado y estuve siguiéndola entre calles interminables, sabía moverse por el lugar y finalmente me había conducido hasta alguna parte que no conocía, parecía un mercado porque había un montón de tiendecillas y puestos pero la mayoría estaban cerrados o a punto de hacerlo.

Amelia finalmente se había escabullido entre ellos, dejándome desorientada y sofocada por la carrera. Me dejé caer en una vieja banca que estaba por allí, Pipper estaba dormida pero Dulcie me miraba atentamente.

-¿Mamá?

-¿Qué pasa, cielito?

-¿Y mamá? –su boca formó un pequeño puchero.

-Parece que la perdimos... o quizá nosotras somos las que estamos perdidas.

Saqué mi móvil y vi un mensaje de Jamie, al parecer iban a tardar más en el hospital pero la pequeña estaba bien, menos mal.

Ahora tenía que encontrar la forma de volver a casa, y llamar a Jamie no era una opción.

Busqué otro número en mi agenda de contactos y no tuve que esperar nada a que atendieran.

-¡Dakota!

-Hola Matt –suspiré- ¿Sigues en Londres?

-Sí, dime por favor que tú ya estás muy lejos.

I'm yours |Jamie y Dakota| IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora