Capítulo 29 (Parte 1)

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Había un montón de autos policías por todas las calles, pero a pesar de eso en menos de quince minutos llegué a mi destino, mientras le pagaba al taxi recibí una llamada de Matt, pero no lo atendí, le di las gracias al conductor, con piernas y manos temblorosas entré en el edificio y tras saludar al portero que me abrió sin preguntar nada me encaminé por las escaleras y llamé al número de Amelia.

-¿Qué? –dijo.

-Ya estoy aquí, pero no sé qué piso es.

-Hasta el techo.

Colgó, subí un par de pisos pero terminé entrando en el elevador, el edificio tenía treinta y dos pisos y además tuve que subir un par de tramos de escaleras para llegar hasta arriba, no me daban miedo las alturas pero sentí verdadero vértigo cuando llegué al techo, miré alrededor por todos lados y no vi nada, pero un poco después escuché unas risas infantiles que estaban del otro lado de lo que parecía una habitación allí en el techo, me apresuré hasta allí y me escondí para mirar, me asomé con mucho cuidado y vi con verdadero horror a Amelia sentada en el borde con Dulcie al lado y Pipper en brazos, mi estómago se revolvió y tuve que retroceder para esperar a que mi estómago dejara de dar vueltas, no le vi ningún arma al lado así que posiblemente no la llevaba con ella, la había dejado por allí y si lograba hacerme con ella tendría ventaja, claro que ella tenía ventaja por estar al borde.

El sonido de las sirenas se escuchaba no muy lejos de allí, saco mi móvil y veo al menos una docena de llamadas de Matt pero igual las ignoro, me apresuro a enviarle un texto a Jamie porque si algo sale mal, deben dar con Amelia y rescatar a las niñas.

Tomo aire y salgo de mi escondite, escucho una canción infantil y veo a Dulcie dando palmaditas con la voz de su madre, se ha sacado la peluca rubia y lleva el cabello cortado a rapa, se ve pálida, demacrada y muy vulnerable.

-Miren niñas, llego una nueva amiga para seguir jugando.

-¡Hola mamá!

Dulcie se pone de pie y verla tan cerca del borde hace que quiera gritar, pero esbozo una sonrisa y saludo con la mano.

Amelia la mira con los ojos como platos y veo lágrimas caer de ellos mientras aprieta más a Pipper contra ella, está dormida en sus brazos, o eso espero.

-Mamá –repite ella- ¿Cómo te atreves?

-Es muy pequeña –digo, sin moverme de donde estoy, poco más de cinco metros de ellas- las niñas pequeñas no saben lo que dicen.

-Ah, claro, es por eso –suelta una risita que suena histérica- ¡Mi hija te dice mamá!

Es como si escuchara el mejor chiste del mundo porque comienza a reír con fuerza a la vez que lágrimas brotan de sus apagados ojos, finalmente la risa se detiene abruptamente y se pone de pie a pocos pasos de borde.

-Dulcie, cariño ¿Quién es esta mujer?

-Mamá –dice ella, y frunce el ceño- Mamá Dakota.

-Ella no es tu mamá –de pronto parece triste y a punto de llorar- ¿Verdad? Tu madre soy yo.

La pequeña se debate un poco y finalmente me mira sonriendo.

-Nueva mamá.

-Dulcie, sabes que no soy tu mamá –digo, tratando de apaciguar a Amelia- ella lo es, es tu verdadera mamá.

-Sí –la mira y luego me mira de vuelta- tú también.

-Pues bien, parece que quiere compartir –dice Amelia y estrecha más a Pipper- así que supongo que no te importará compartir también a esta, ¿verdad?

I'm yours |Jamie y Dakota| IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora