Capítulo 14 Desayuno en "familia".

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Theo



Escucho voces en la cocina.

Me acerco sin hacer ruido.

Escucho la voz de Shai.

Está hablando con Ansel.

Creo que han mencionado algo de sus infancias.

Nunca he sido muy fan de escuchar conversaciones ajenas, pero en especial Ansel no es que me dé muy buena espina.

Quiero decir...sé perfectamente que no es ninguna amenaza para Shai ni para mí.

Pero me parece que no me está comentando todo lo necesario, nos está ocultando algo.

"Para eso están los hermanos"
Escucho que dice Ansel.

Decido interrumpirles a pesar de no querer hacerlo, pero tengo demasiada sed y quiero algo de beber.

-Interrumpo algo? -pregunto.

-No, nada cariño -responde Shai separándose de Ansel y abrazándome a mi, obviamente yo le correspondo.

"Cariño", dios, suena tan bien salido de sus labios, es un sonido hermoso.

-¿Quieres ir a la cama? -pregunto.

Ella asiente con la cabeza.

-Hey, procurar no hacer mucho ruido eh, algunos no queremos saber que estáis fabricando bebés ahí dentro -nos dice Ansel.

Yo solo río ante su ocurrencia, pero en cambio Shai se ha puesto igual o más roja que un tomate.

Pero aún así es un tomate hermoso.

Haciendo caso omiso de sus palabras nos vamos a la habitación.

Nos metemos dentro de la cama y dormimos abrazados.

Esto, señoras y señores.

Es un nuevo comienzo.

Empezaremos de cero.

Y sé que todo cambiará.

Que todo cambiará para mejor.

Los rayos del deslumbrante sol se cuelan por la persiana.

Parpadeo para ver mejor.

Veo a Shai durmiendo plácidamente en mi pecho, yo sonrío ante la hermosa imagen del mas bello ángel durmiendo.

La observo dormir.

Veo como su pecho sube y baja al compás de sus respiraciones.

Tiene la comisura de los labios ligeramente elevados.

Dejando entrever una pequeña sonrisa.

-Si tomas una foto te durará más -escucho que me dice.

-Prefiero verlo en vivo y en directo -respondo. Ella levanta la mirada y clava sus preciosos ojos en mí-, buenos días bella durmiente.

-Buenos días, cariño -me saluda. Un bostezo escapa de sus labios-, ¿qué hora es? -pregunta con voz adormilada y ronca.

-Las siete.

-¿Tan temprano? -yo asiento con la cabeza-, ¿tienes hambre?

No tuve que contestar, pues mi estómago se encargo de ello rugiendo tan fuerte que juro que desperté a todos los del edificio.

Shai solo rió.

Me besó ligeramente en los labios, se levantó y salió por la puerta dejando me solo.

Yo me quedé ahí sonriendo como estúpido enamorado mientras miro el techo.

Después de un rato decido levantarme.

Con el pijama puesto y el pelo despeinado camino por el pasillo.

Llegando a la cocina y viendo al amor de mi vida preparando tortitas.

Se ve bellísima.

Su larga melena medio castaña y medio rubia vuela al compás de sus movimientos acorde con la canción.

El vaivén de sus caderas mientras canta el estribillo de "shake it off" que suena en la pequeña radio de la encimera.

Utiliza su espátula como micrófono y cada vez que le da una vuelta a una tortita lo hace ella también.

Aún no se ha dado cuenta de mi presencia.

Y espero que siga así hasta al menos el final de la canción.

Nunca la había visto tan en paz y armonía.

Me alegra que sea feliz.

Yo me recargo en el marco de la puerta en la pose más casual y provocativa que puedo.

Pues quiero poner nerviosa a Shai.

¡Y vaya si funcionó!, nada más girarse me vio y del susto la espátula cayo de su delgada mano.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí...? -me preguntó temerosa de mi respuesta.

-El suficiente para saber que si sigues bailando así, te encerraré en la habitación en la que momentos antes estábamos durmiendo y no te dejaré salir hasta que estés arrugadita y vieja por que si lo hago antes, seguro que algún pervertido te quiere robar de mi lado.

-¿Quién quiere robas a quién? -preguntó Zoë entrando en la cocina mientras se rascaba los ojos como niña pequeña.

-Nadie, es solo que mi novio al parecer es muy celoso -dijo guiñándome un ojo.

-No, perdona, pero no soy celoso. Solo defiendo lo que es mío.

-Como sea...¿ya esta el desayuno? -nos interrumpió Miles.

Al parecer hoy es él día de reunión en la cocina, solo falta Ansel.

-¿He olido tortitas o sólo es mi imaginación? -preguntó el rey de Roma que por la puerta se asoma.... Literalmente.

-Sí, ya casi están hechas. Tomar asiento que os servimos, ¿me ayudas cariño?

-Claro -respondí sin apenas dudarlo siquiera un segundo.

Cogimos cinco platos y uno a uno los fuimos poniendo en la mesa.

Trajimos el sirope, la mantequilla, la mermelada, fruta...

Cuando hubo estado todo listo todos nos dispusimos a comer.

Parecíamos una familia.

Una rara, anormal y extraña familia.

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