Capítulo 22 ¿Vivo o muerto?

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Shailene


No puedo creerlo.

Le tengo delante de mí.

Después de tantos años.

-Cuánto tiempo Shai... -me habla con esa voz ronca que tanto conozco.

-No me digas así, ni se te ocurra -le espeto con dureza, casi escupiendo las palabras.

-¿Por qué?, eres mi hija.

-De sangre. Pero no de corazón.

-Esa es la cosa más estúpida que he oído en mi larga vida.

-¿Por qué no me dijiste que tenía un hermano? -pregunté cambiando de tema.

-Veo que ya te encontró...

-Como si no lo supieras ya -me burlo-, te he hecho una pregunta.

-No te lo dije por que no quise. Y punto.

-Esa no es razón.

-Sí que la es. Soy tu padre y me preocu...

-A ti no te interesa nadie salvo tu.

-Eso es cierto, no te lo voy a discutir.

-¿Qué le pasó a mamá? -cambio de tema.

-La maté.

Mi sangre se congeló.

-¿Qué?

-Oh, vamos. Esa zorra debió de morir el mismo día en el que me dijo que estaba embarazada de ti.

Sus palabras son como cuchillos.

Tenía la pequeña y mínima esperanza de tener una madre.

-Eres un ser horrible. No puedo creer que un monstruo cono tu lleve mi misma sangre.

-Dime algo que no sepa...

-Mereces la muerte

-Tienes razón. La merece -se escucha un disparo.

Mi padre cayó al suelo de un golpe. Parecido a un roble.

Dejó ver perfectamente al que estaba detrás suyo.

Era mi Theo.

Corrí rápidamente a sus brazos.

Él me apretó entre estos con fuerza.

-Estamos bien, amor. Estas bien...

-No estás muerto, no estás muerto, no estás muerto...

-No, no lo estoy. Estoy vivo, a tu lado y abrazándote.

-¿Por qué nuestra vida es tan complicada?, ¿cuantas personas harán falta que matemos para que podamos ser felices?

-No sé el número exacto, Shai. Pero te prometo que si esa es la única forma de que dejen de perseguirnos, mataré a todo el que sea necesario.

-¿Dejamos aquí el cuerpo o lo enterramos?

-Los hombres como él no merecen un entierro.

Nos fuimos de ahí cogidos de la mano.

Su piel rozaba la mía en un acto cálido y suave, su pulgar trazaba pequeñas líneas por mis nudillos y a través de mis dedos.

-¿En qué piensas? -le pregunto.

-En lo afortunado que soy.

-¡Pero si has matado a un hombre!

-A cambió te salvé a ti.

-¿Por qué fingiste tu muerte?

-Para protegerte.

-¿De qué?

-Todo se acabó, Shai. Tu padre era el cabeza de todo esto. No necesitas saber nada más.

-¿Y cuál era su fin de hacer todo esto?

-No lo sé, y quizás nunca lo sepamos.

Un silencio agradable se instaló entre nosotros.

-Y pensar que yo era un camarero -bromea él después de unos momentos de silencio.

-Y pensar que sólo éramos unas personas normales y corrientes... -añado yo.

-Todo ha cambiado.

-Pero para mal, ¿seremos capaces de empezar de cero?

-Sí, ¿qué me dices?, ¿huimos de la realidad?

-Cualquier cosa es mejor que esta pesadilla.

-Recuerda que los sueños se hacen realidad, Shai.

-Tienes razón, hagamos el mío realidad. Cásate conmigo.

-¿No se supone que él hombre se lo pide a la mujer? -pregunta al borde de estallar en carcajadas.

-No es que nosotros seamos muy corrientes que digamos -explico encogiéndome de hombros.

-Acepto.

Sonrío a más no poder.

-¿Próximo destino?

-Las Vegas, claramente. Hay que hacer esto oficial.

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