5. Tan sólo cuatro años

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Mi cabeza era un embrollo total para ser honesta. Lucía como si iba a hacer una zanja en el pasillo de la sala de espera del hospital, necesitaba ver a mi hermana.

Aunque quizás lo mejor para ella sea que no la vea ahora mismo. Me conozco, sé que no me podré contener, y la ahogaré con preguntas sobre lo sucedido. Así somos los periodistas, está en nuestras venas. Bueno, al menos en las mías.

—¿Quién de ustedes es familiar de Kennedy Green? ¿Ambos lo son?— Preguntó la enfermera de turno, apareciendo de manera apresurada frente a nosotros. Era rubia y tenía ojos grises, uno de ellos ligeramente cubierto por uno de sus mechones rebeldes.

—Yo lo soy— Informé.

—Bueno, acompáñame. Su hermana ha despertado y ha estado preguntando por usted.

Levantándome de donde recientemente había tomado asiento, le di una mirada a Justin antes de seguir a la enfermera por el pasillo, a través del ascensor y hasta la segunda planta, donde estaba Kennedy. Justo cuando estábamos entrando, los policías salieron del lugar. Me sentí inmediatamente irritada.

—Debieron dejarme verla primero— Le susurre a la enfermera.

Ella solo me brindo una mirada de "es la policía, ¿qué se le va a hacer?" y cerró la puerta, dándonos privacidad a mi hermana y a mí.

—¿Cómo te encuentras Kennedy?— Le pregunté acercándome a ella. Tenía una venda alrededor de su cabeza, cubriendo su siempre perfecto cabello, y un catéter en su brazo derecho, proporcionándole suero. También tenía otros cables a su alrededor, los cuales supongo que medían sus latidos.

Mucho para una caída, me dije a mí misma. Aunque la verdad no sé la gravedad de su situación.

—Como si estuviera en una nube esponjosa. Me tienen drogada, pero sé que cuando el efecto ceda me dolerá como la mierda. Déjame disfrutar de éste momento. No sucede todos los días— Bueno, no me esperaba una respuesta tan coherente de ella desde que vi ese catéter en su brazo.

—¿Qué te han dicho los policías?— Solo obtuve un zumbido que parecía decir "no me molestes" como respuesta —Kennedy...

—Me hicieron un par de preguntas y me hice la muy sedada. Claro que soy pésima fingiendo dormir, pero para fingir que no podría estar más medicada soy excelente. Me dejaron en paz, se rindieron al cabo de un rato y murmuraron que vendrían después.

—Oh.

—Deberías llevarme contigo a California y así perseguiría mis recién aflorados sueños de ser actriz.

—Cállate, Kennedy. Escucha... necesito que me digas lo último que recuerdas antes de haber perdido la conciencia.

—Cuando dije que me sentía como en una nube esponjosa no mentía, Am. No quiero ser molestada ahora mismo.

—Pero necesitamos que colabores.

—Lo haré más tarde, ¿de acuerdo? Lo prometo. Pero puedes empezar a rendirte, ahora mismo no quiero hablar con nadie.

Sabiendo que ése era el punto final de nuestra conversación, me incorporé de la silla donde estaba sentada al lado de mi hermana, abandonando la habitación. Le dije lo sucedido a la enfermera y asintió comprensiva, para después informarme lo que le había sucedido.

Tenía una leve contusión cerebral y puede tener lagunas mentales por un par de días, además de que se puede marear con facilidad. Lo mejor es no molestarla al menos hasta mañana.

Teniendo en cuenta que el novio de Kennedy se dirigiría en una hora al hospital, hablé con Justin para retornar a Dismaland, y revisar la información que reunió, a parte de la cámara que Kennedy tenía en sus manos cuando fue encontrada inconsciente.

Y eso hicimos, al cabo de una media hora, estábamos de vuelta en la suite de Justin. —Espere aquí, señorita Green. Dejé todo en mi habitación.

Haciéndole caso, esperé hasta que volviera dentro de un par de minutos, con un diario en sus manos y la cámara que mi hermana había llevado consigo. Me moví incómodamente en mi asiento cuando vi que esta estaba un poco manchada de sangre, la sangre de Kennedy.

Me sentía tan mal con ella y por lo que le había pasado, básicamente era mi culpa de manera indirecta por haberla traído hasta aquí. Tendría que disculparme apropiadamente con ella.

—Señorita Green, este es el diario de Peter Foster— Me dijo, tendiéndome el cuaderno desgastado —. Puede que ahí estén todos los secretos que necesitamos saber.

—¿Lo leemos ahora?

—Por supuesto. No tenemos mucho tiempo antes de que se dé cuenta de que no está.

—¿Y qué pasará para entonces?

—Tomaremos fotos de lo que sea que esté en el diario y para mañana lo devolveré. Él sólo pensó que fue un descuido suyo, y que estuvo ahí todo el tiempo.

No estaba muy segura de si eso iba a funcionar, pero ¿Qué otra opción había? No muchas.

Abrí el diario en su primera página, y empecé a leer en voz alta para que así Justin también pudiera saber qué había en el diario.

"He tomado el primer vuelo que me sacara de la basura de ciudad que Orlando es. Sería mi última vez en ese lugar. Lo único que se llevó de mi fue mi repudio absoluto.

Ni siquiera me digné a esperar que los trámites de su cuerpo estuvieran completos, alguien más se encargaría. Quizás Elizabeth, mi esposa.

Mi mente se encuentra tan manchada de sangre como mis manos hacen tan sólo un día. ¿Por qué? ¿Por qué el destino no me pudo llevar a mí, que ya he vivido suficiente?

Su pequeño cuerpo yaciendo en el piso, totalmente irreconocible, ensangrentado y sin vida estarán en mi mente por toda la eternidad. Es como si estuviese tatuado ahí.

Mi hijo ha muerto en la jodida montaña rusa de Disneyland, cuando su cinturón se desabrochó mientras estaba en la parte más alta de la atracción.

El impacto logró desmembrarlo, y al caer al suelo sólo le quedaba la pierna derecha.

Nunca había sentido tanto terror como en ese momento. Sólo tenía cuatro años, joder, y tuvo que morir de la peor manera posible. Estoy seguro de que estuvo consciente todo el camino hacia el suelo, mientras impactaba con partes de hierro de la montaña, y hasta el fin.

Quizás esté triste, pero no es el sentimiento que predomina en mí ahora mismo. Ese sería la furia, la impotencia, el odio. Ha crecido en mí la necesidad de destruir ese jodido parque pues, ¿quién más tiene la culpa? Nadie más, de hecho. Y eso me enfurece, no tener a nadie a quien meter a la cárcel.

Iré a todos los lugares necesarios y conoceré a quien deba, pero ahora mismo me encuentro sediento de justicia.

Necesito llevar Disney a la ruina."


Dismaland → historia cortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora