Después de tus Alas: Mi Hilo Rojo (Levi y Tú)

Capítulo 1: Una noche de Navidad.

Portada hecha por: Voordz <3

Caía.

Estaba cayendo.

Caía lentamente, estirando un brazo, tratando de sujetarme a algo por instinto.

Caía lentamente con una expresión de horror en el rostro.

Caía sin que mis alas blancas pudieran moverse y ayudarme. Mi vestido blanco se agitaba suave con el viento. Veía mis cabellos cubrir mi cara y veía cómo el cielo azul se transformaba en uno oscuro, sin color. Sin vida. Al igual que las personas que tenía frente a mí.

Caía y mientras lo hacía, del cielo cayó un auto rojo conducido por una pareja que veía su vida pasar frente a sus ojos...

... Y así era.

Desde el asiento de atrás pude verme a mí misma con la misma expresión de horror. Pude ver cómo mi yo pequeña era impulsada hacia adelante, fuera del carro, traspasando el duro vidrio; a punto de caer.

Pero cuando estamos por chocarnos y romper las barreras del tiempo y el espacio... todo se vuelve oscuro...

... Y despierto. Agitada. Jadeando por aire. Aferrada a las sábanas que ya no cubrían pulcramente mi cama. Sudaba. Cubrí mi frente con una de mis manos y limpié el sudor que se resbalaba. Poco a poco me fui controlando hasta sentir mi corazón latiendo tranquilamente. Mi vista estaba nublada y veía todo oscuro. Busqué a tientas junto a mi cama arriba del buró hasta encontrar lo que estaba buscando.

Salí de la cama y abrí la puerta de mi habitación para ir a la cocina por un vaso de agua o jugo, lo que encontrara primero.

Busqué por todo el refrigerador pero no encontré nada, y al final tuve que hacer mi propia agua con el poco polvo que había dentro de un sobre de jugo.

- ¿No puedes dormir?- preguntó una voz detrás de mí.

Me sobresalté hasta descubrir a la dueña de aquella voz, quien se rió de mi reacción. Es muy fácil asustarme y ella lo sabía.

- Sí...- le respondí con la voz somnolienta.

- ¿Es la pesadilla otra vez?- no respondí, sólo asentí con la cabeza. Llevaba varios días despertando a media noche por ese mismo sueño.- Mi niña...- me susurró con la voz dulce que sólo ella sabe hacer y me abrazó.- Feliz Navidad.

- Feliz Navidad, mamá.- respondí.