Capítulo 11: Un minuto para Reencontrarnos.

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Jueves. 2:59 p.m.

- Mamá, ¿por qué no entras?- pregunté.

- Aún no. Aún no es la hora.- los lentes de la castaña brillaron y eso daba miedo.

- Él es muy puntual, (TN).- habló Mike.- Tu madre no saldrá hasta que sea la hora.

- Pero él ya está-

- Bien, sal. Rápido.- ordenó Hanji después de mirar el reloj en su muñeca.

Agarré mi teléfono y enrollé mis audífonos alrededor de mi cuello. Salí a buscar mis maletas, que sólo eran dos, y las llevé hasta la entrada donde el señor Levi nos esperaba.

- Bien, enano. Las 3:00 en punto. Como lo acordamos.- Hanji se levantó sus lentes y nos observó detenidamente a cada uno.- ¿Alguno de ustedes se siente diferente?

- Me siento avergonzado de ser tu amigo.- dijo el señor Levi poniendo esa mirada de pocos amigos.

- ¿Por qué la pregunta, Han?- le pregunté de vuelta.

- Por nada. Ya son las 3:00 y tengo hambre, no me hagas caso cuando estoy hambrienta. Jajajaja.- rió Hanji. A veces mi madre se comporta de manera extraña.- Bien, ravioli, te la encargo.

- No te preocupes, cuatro ojos. La cuidaremos bien.- le respondió el señor Levi.

- Adiós, (TN). Nos vemos dentro de unos meses.- se despidió mamá con un abrazo.

- Adiós, mamá.- le correspondí el abrazo.

Ella me abrazó más fuerte y besó mi frente. Se despidió del señor Levi y se fue.

- Oi', mocosa.

- Me llamo (TN).

- Como sea, déjame te ayudo con tus maletas.- se ofreció pero me negué.

- No, yo puedo sola. No pesan tanto como usted cree.- mentí. No es que trajera toda mi habitación en dos maletas pero mis brazos son demasiado débiles.

- Bien. Sígueme, es el sexto piso. Habitación 34.- dijo mientras entraba al elevador.- ¿Ya entraste a clases?

- Ya. De hecho, estoy a punto de salir.- respondí viendo los números que subían hasta llegar al "6".

- ¿Y cuándo sales?- preguntó de nuevo. Este hombre es muy hablador.

- Ah, no lo sé. Más o menos a principios de Diciembre, si es que no repruebo algún examen.- bromeé. Él me miró con una mirada seria y la sonrisa desapareció de mi rostro.

El elevador se abrió y caminamos hasta casi topar pared, dos puertas antes. El señor Levi abrió la puerta y entramos.

- ¡Bienvenidos!- nos saludó una muchacha desde la cocina, seguramente su esposa.- Llegaron justo a tiempo, ya casi está la comida.

- Genial.- dije. Mi estómago empezó a rugir.

- Ven, (TN), te enseñaré tu habitación.- me dijo mientras caminaba hacia la derecha por un pequeño pasillo.- Ten la llave.

Abrí la puerta y encendí la luz. La habitación estaba completamente en blanco y sólo tenía una cama, un escritorio y una estantería. Ambos vacíos. Me acerqué a la cama y dejé mis maletas ahí.

- Gracias, creo.- le dije.

- Está un poco sucia porque no la habíamos usado desde que llegamos.- me dijo pasando un dedo por el escritorio y mirando con enojo la mancha gris que quedó como resultado.

- No importa. Quizá pueda limpiar... algún día.- propuse.

- ¿Qué tal mañana?- propuso.

- Eso es muy pronto.

- Regresando de la escuela.

- Pero-

- Mañana en la tarde será. Buenas noches.- se despidió.

- Pero son las- y cerró la puerta tras de sí.- Pos ya qué:v

Abrí mis maletas y me acomodé. En la primera tenía mi computadora con mis bocinas, unas que brillan y sacan agua *o*, y mi uniforme con mis zapatos y mis útiles escolares. Todo lo acomodé en el escritorio, después de sacudirlo con mi pañuelo para limpiar mis lentes.

- ¡(TN)!- gritó la esposa del señor Levi.- ¡Ya está la comida, cariño!

- ¡Voy!- contesté.

Dejé mi maleta vacía debajo de la cama y salí. El pasillo era corto y sólo cabía una persona. La televisión y unos cuantos muebles fueron lo primero que vi al salir, situados a mi derecha. La mesa ya estaba puesta, la comida servida y olía deliciosa.

- ¿Te gusta?- me preguntó la chica. Su piel era blanca y su cabello tenía un tono naranjoso casi color miel. Sus ojos irradiaban felicidad en ese tono amarillo brillante que casi me deja ciega y su voz estaba tan cargada de dulzura que casi me saca caries.- Hanji me dijo que era tu comida favorita, espero que te guste.

- Sí, me gustan.- le respondí viendo mi plato: espaguetis.- Gracias.

- De nada, cariño. Siéntete como en casa.- me sonrió.

- (TN) ella es mi esposa, Petra.- nos presentó el señor Levi.- Petra ella es (TN), la hija de la cuatro ojos.

Después de tus Alas: Mi Hilo Rojo (Levi y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora