Virgen

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ADVERTENCIAS: Homofobia, Sexo, Shota, Incesto.

Tercera persona

–Relájate– Le pidió con suavidad al oído de Noah mientras sus dedos se adentraban más en el ano de su hermano, lo tenía de rodillas levantando su trasero –Siempre debes relajarte– Le estaba enseñando como preparar a alguien.

Sus motivos... Tenía una pequeña sorpresa, una sonrisa diabólica aparecía en el rostro de Corey con pensar en ello, le prometió y juró a Noah que no haría nada con él, incluso le costó mucho tiempo, una semana precisamente, persuadirlo de que le dejara explicarle como era la cosa del sexo entre hombres y es que el mayor le tenía un enorme recelo después de lo que le hizo la primera vez al atarlo en la cama, el menor sabía que no era una buena idea desde un principio, pero no le quedo de otra, no se arrepentía, pero cometió el error de ser un poco impulsivo con sus pasiones, ahora tenía un plan para terminar de conseguir eso que quería, sin embargo su hermano primero debía ganar experiencia, practicando con alguien más a quien le tuviera igual confianza y no tanto miedo o menos impedimento ético y moral.

–No se siente bien– Se quejó enterrando más las uñas en la almohada y apretando los dientes.

Ya tenía dos dedos dentro de él entrando y saliendo a moderada velocidad, pero no los sentía como su hermano le había dicho.

–¿Seguro?– Amenazó con un tercero empujando en su entrada –Procura que sean dos o tres los que entren– Empezó a empujar el tercero a lo que se hermano se retorció aún más.

Uso suficiente vaselina como para asegurarse de no lastimarlo ni con eso.

–¡Mmm...!– Gimió sin estar seguro de poder soportarlo más, era demasiado incómodo para su gusto.

–Pon atención, además de esto a veces no es suficiente tienes que dilatarlo, para eso abres más, usas tus dedos como si fueran tijeras– Hizo la demostración separando dos dedos y sacando otro gemido de su hermano –¿Estás poniendo atención?– Estaba seguro de perder a su hermano en el placer por momentos, el pelirrojo asintió efusivamente –O separas los tres– Noah gimió más fuerte que antes –¡Maldición, metete la almohada a la boca!– Lo regañó Corey, su madre podría oírlos, de inmediato hizo lo que le dijo mordiendo el mullido objeto.

En un principio fue incrédulo, muy escéptico en imaginar que algo así pudiera hacerlo perder la cordura, en definitiva Corey había tenido precaución y no le dolía, después de un rato ya no distinguía la incomodidad y ahora su cuerpo ardía con pequeños calambres repetitivos en el vientre, aún colgaba de un delgado hilo para no terminar perdiéndose dentro de la oscuridad que comenzaba a amar.

–Por último...– La voz de su hermano lo aferraba a la realidad –Buscas un bulto en la pared rectal del lado frontal– Le costó alcanzarlo, pero pudo rozarlo con la punta de los dedos –Es la próstata– Empujó contra ella masajeando suavemente.

Durante buen rato había estado en un limbo de incomodidad y placer, estar echado en la cama de rodillas con el trasero levantado, era la cosa más vergonzosa que había hecho alguna vez hasta la fecha y se podía imaginar hacer en un futuro, dejando que le explicara y poniendo modesta atención, ya no podía respirar con normalidad y el calor de su cuerpo lo consumía, un destello de algo lo hizo librarse de todo eso.

Terminó gimiendo contra la almohada atrapada en su boca dejando clavados sus dientes y con el líquido blanco bajando por sus muslos y manchando su estómago además de las sabanas. Se negó a dejar a su hermano tocarlo, pero de cualquier forma había eyaculado sufriendo espasmos más fuertes que los que sintió muchas veces antes durante todo el tiempo en que los tres tenía una relación como novios.

Víctima de un amor retorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora