Almas gemelas

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Cristian

Ahí estaba de nuevo, ese chico que llegó a captar mi atención, que se presentaba casi todos los días por los sitios que usualmente acudía en mis tiempos libres, y que tipo de interés tenía sobre él, pues... Desde un comienzo había tenido deseos de hablar con él, pero no entiendo como yo que no soy una persona tímida tenía mis dudas.

Por más de diez minutos podía mirarlo sin perderlo de visita porque me hechizaban de alguna forma sus movimientos con elegancia y su dominio sobre la pelota, ese chico compartía mi gusto por los deportes, posiblemente por esa razón se debía mi interés.

–Tienes buen gusto– Alguien golpeo mi espalda juguetón.

–Gusto verte, Dominic– Lo saludé embozando una mueca por lo del golpe en la espalda.

–Tiene novio ¡Eh!–

–¿Si?–

Mire a la dirección en donde mi vista se había perdido hacia un segundo por la distracción y ahí estaba el chico besándose con su novia, debía reconocer, era bonita la chica rubia pero ese no era el punto. Dominic debió confundir mi interés hacia la chica, en vez de la persona indicada que estaba a plena vista pero de la que no sospechaba.

–¡Qué mal!, tiene pareja– Me quejé con un suspiro. Esperen ¿Porqué me quejo?, No es que lo fuera a pretender ni nada.

–Ríndete– Me aconsejo –Pero anda, ponte de pie, vayamos a jugar un partido de Basquetbol con ellos–

–No sé... – Todo ese tiempo no me había atrevido a poner un pie en la cancha.

–Vamos... – Me pidió de forma infantil y no espero a que lo obedeciera.

Tomó mi mano y me levantó llevándome a rastras contra mi desanimo a que fuera a jugar un partido.

Era extrañamente normal que me estuviera tomando de la mano pero lo deje pasar, su usual comportamiento infantil lo omitía constantemente, ignorando todas las veces que traspasaba los límites de lo que era mi espacio personal y siempre los detalle como este con los que trato de ser indiferente desde hace años.

No me enojaba ni quejaba cuando mi amigo de toda la infancia se quedaba en las noches a dormir a veces en mi casa y en vez de 'descansar', yo terminaba toda la noche sin cerrar los ojos porque en alguna hora de ese tiempo nocturno rodaba y terminaba sobre mí, ocasionalmente usándome como almohada, como odiaba que lo hiciera en las noches de verano y pese a mi distanciamiento y su exagerado apego, Dominic cuando lo quería en vez de ser infantil era ¿Lindo?, pero esa no es la manera correcta de pensar de mi amigo.

Me quede de pie enfrente de todos los otros jugadores más altos que yo, mastodontes de dieciséis años en adelante contra un enano de catorce como yo, suertudo de mi amigo al que no le afecta.

Miraba a Dominic charlar con ellos con total comodidad y tranquilidad, discutiendo términos para nuestra participasión en un pequeño partido informal con intenciones meramente recreativas.

Resumiendo lo que sucedió después en un relato breve, hablando de forma figurada me estaba muriendo de cansancio, correr de aquí para allá y saltar una y repetidas veces me tenía agotado pero no era debido a una mala condición física ni nada era a causa de estar exigiendo el doble a cada paso que daba, si no era para correr más rápido e igualar su paso, era para estirarme más y quitarles la pelota o saltando una altura que iba contra mi potencial por el momento, realmente lo intentaba, me esforzaba y las gotas de sudor en mi rostro lo demostraban.

Había dejado impresionado a todos pero aún faltaba. Ese chico que había visto de lejos ahora lo tenía frente a frente, él botando la pelota con maestría en su mano derecha mientras que yo intentaba bloquearlo, tan cerca que podía distinguir sus ojos de color miel y verdes.

Víctima de un amor retorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora