Nuestro secreto

116 2 8
                                    

Noah

El año escolar está por terminar y yo sigo lamentando su muerte pero es tan difícil creer la suerte que tengo.

Cada día me siento más miserable y aunque no deba creerlo parece como si un eslabón de una cadena fuera agregándose al peso que cargo haciéndolo más grande. Ese eslabón es cada día en que recuerdo todo lo malo.

Para que el mundo sepa, yo si siento culpa, me duele el pecho por estar arruinando la vida de los demás con mi existencia, ser una decepción y alguien incapaz de subsistir por su cuenta.

Quizás si no fuera por mi hermano yo estaría desmoronado y dentro de una prisión.

Félix y Corey me ayudaron a que creyeran que fue un accidente porque así lo fue, pero la gente no deja de mirarme como un asesino, ya ni siquiera hay alumno en la escuela que me hable o se cruce en mi camino porque me tienen miedo, aunque claro hay uno que otro que siente más que temor un desagrado a una basura como yo.

El puñetazo en el estómago que me dio ese tipo alto y más fuerte que yo, además de un año mayor fue tan doloroso que me saco de mis pensamientos, quería vomitar con las náuseas en consecuencia y la falta de aire.

Dolía horriblemente, tanto que no servía de nada cubrirme con los antebrazos el estómago.

Lo malo es que no me defiendo, no moví un solo dedo en su contra ni corrí hacia algún lugar para esconderme como animal asustado, soportando, resistiendo, tolerando todo porque siento que me lo merezco, me estoy dejando golpear, la sangre en mi labio lo dice por mí, yo merezco todo esto, cada golpe, cada insulto, es un castigo justo, pero tengo miedo... ¿Dónde está mi hermano?, yo quiero ver a mi hermano, hace un segundo estaba conmigo.

Pronunciaba en voz baja su nombre mientras abrazaba mi cuerpo tembloroso, tenía miedo porque estaba solo, tenía miedo a estos tipo que me daban patadas y puñetazos, tenía miedo al propio miedo porque era una sensación terrible, era la misma que había experimentado antes, quería escapar, quería correr, pero no podía, estaba atrapado por un velo que empañaba todo y me ahogaba, mi respiración era agitada mientras cubría mis oídos porque unas voces me gritaban, aunque había un silencio espeluznante alrededor de mí, no era más que un llorón que se cubría para protegerse.

–Nadie te va a ayudar, ya deja de estar llamándolo– No sé quién me pateo la espalda aunque ya estaba de rodillas al suelo temblando.

Los odio a todos, a cada una de las personas, los odio... No sé cuándo llegue a pensar que podría ser amigo de la gente, ellos me han demostrado que yo no puedo ser su amigo, los odio...

"Muévete, defiéndete, no seas alguien indefenso y miedoso, golpéalo" Alguien me decía esas palabras de aliento dentro de mi cabeza.

Saben que es lo peor, que me están golpeando en medio de la cancha de la escuela con toda una multitud observadora reunida alrededor, en silencio para no llamar la atención de los profesores mientras subyugan mi ser con golpes e insultos, quizás me ayudaría Mireya que ella es la única que me cree, pero no se presentó hoy a clases.

Mi mente fue un foco que se apagó cuando el miedo fue demasiado grande para mí, pero en vez de desmayarme, la violencia llego en mi ayuda.

Me puse de pie tambaleando, mirando con frialdad al tipo más alto que yo, las lágrimas ya no salían de mis ojos, pero tampoco era consciente de eso.

Con una patada rápida a su ingle lo tuve retorciéndose en el suelo, conmigo quien lo había empujado, encima de su cuerpo mis manos apretaban su cuello con fuerza que yo no tenía.

Yo no sería capaz de hacerlo, menos podía ser que bajo las palmas de mis manos se sintiera la rígida y a la vez flexible yugular. Al fin se me zafó un tornillo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 25, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Víctima de un amor retorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora