Ansiolítico y Kisses

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ADVERTENCIAS: Shota, Incesto, Lemon moderado, Uso de medicamentos, Homofobia, Parafilia: Dacrifilia*

*Dacrifilia - Atracción hacia las lágrimas o el llanto.



Noah

El día de ayer

Desperté de una pesadilla para aparecer en una peor, donde tenía las muñecas todavía atadas cuando intenté reaccionar, ¿a qué hora me quedé dormido?, no solo la cabeza me dolía como si los efectos de algún sedante comenzaran a desaparecer y todo me diera vueltas, era peor incluso que cuando desperté a las dos de la mañana.

Desde el momento que abrí los ojos, recordaba todo lo que sucedió cuando la oscuridad me tragó con la noche sirviendo de su aliada, agaché la vista y él estaba ahí, durmiendo pacíficamente sobre mi pecho, aferrándose a mi cuerpo.

¿Qué se supone que deba pensar?, creí que mi hermano era raro, pero no lo es... ¡está loco,! pero más loco estoy yo por no enfadarme, debí quitármelo de encima en cuanto desperté, debí haberlo golpeado cuando me dijo todas esas cosas, debí gritarle incluso antes de que comenzara a hablar, debí despertar a mamá en cuanto me di cuenta de que estaba amarrado, ¿por qué no lo hice?, ni aun cuando todavía tenía la oportunidad para hacerlo, estoy de acuerdo con todo lo que hace, no entiendo eso, ¿por qué lo hago?, ¿por qué me dejo?, ¿por qué siento que si no lo permito, él podría alejarse de mí?, ¿por qué temo que se aleje de mí?, sí sé que eso sería lo correcto, aunque no me hace sentir mucho mejor, ¿por qué temo a qué si eso sucede quedar solo?

Empecé a llorar de nuevo, ¿por qué?, no entiendo nada, me duele la cabeza, yo quiero algo y a la vez quiero todo lo contrario, parece como si no me gustara ser feliz. Emocionalmente y mentalmente estaba agotado, dormir no había sido suficiente y físicamente... a la literal, me sentía sucio, sudé por el calor o por el mismo miedo y pues no era nada cómodo sentirse pegajoso.

–¡Mmm...!– Mi hermano despertaba quejándose como lo hacía todas las mañanas.

Maldije con la mente llena de insultos, lo debí despertar sin querer. Lentamente abrió los parpados y al sentir algo cómodo debajo de él que era yo, sus manos tocaron esa superficie tentando mi ropa, giró a mirar hacia arriba viéndome directamente, sus ojos estaban confundidos como si se tratara de un sueño, si tan sólo fuera así, un espejismo, también lo miré esperando alguna respuesta o reacción que me pudiera ayudar a entender alguna cosa, para mi mala suerte no lo hizo. Sonrió cuando entendió la situación con los recuerdos refrescando su memoria y su sonrisa haciéndose más grande lentamente. Permaneció un poco de tiempo contemplándome con interés antes de acercarse a mi rostro.

¿Por qué tenía que ser el maldito fin de semana?, por lo menos hubiera podido poner de excusa la escuela y librarme de todo.

Esos labios querían los míos, pero no los dejé, girando hacia un lado la cabeza para retirarme, lloraba amargamente en silencio, derramando lágrimas sin aparente fin, no podía parar, me encontraba a su merced y la impotencia me lastimaba tanto como las ataduras. Cerré los ojos queriendo que todo desapareciera, mi miedo, esa inquietud, lo que me lastima, incluyéndome, quería desaparecer también. Para mi sorpresa tomó con cuidado mi rostro entre sus manos, aunque yo insistí en seguí sin abrir los parpados, en vez de besarme como lo esperaba, lamió las lágrimas, esos surcos que recorrían mis mejillas de abajo hacia arriba, pero inútil era que lo hiciera, seguía llorando sin parar, no obstante continuó así hasta que me calmé un poco después de alrededor de quince minutos.

–¿Estás mejor?– Preguntó con voz dulce y me dio un acaramelado beso casto en la mejilla.

Por la sorpresa abrí los ojos para ver su semblante, sonreía alegre y de forma natural, ¿por qué no deja de sonreír con esa dulzura?, ¿qué parte de esto es normal como para que lo haga?

Víctima de un amor retorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora