Nunca voy a gustarle

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Luego de caminar unos diez minutos llegué a casa de Mérida. Como siempre, se había quedado dormida y ahora cerraba apresuradamente la puerta a sus espaldas arrimándose la mochila al hombro y comiendo a la vez un sándwich. Esa era Mérida... mi ruidosa y volátil mejor amiga.

-Hiccuuuuuuuuuuup!-. Corrió hasta mí para lanzarse a mis brazos-. Hace siglos que no te veía! No has crecido ni un poco.

-solo fueron unos meses... y si he crecido. Dos centímetros desde el año pasado-. Mérida pasaba las vacaciones de verano en la casa de sus abuelos en Escocia, no la veía por un buen tiempo pero me quedaba tranquilo sabiendo que ahí era mucho más feliz que en la ciudad. Entre los árboles y los osos no tenia que preocuparse de nada. Nunca entendí como alguien como ella resistía vivir en la Nueva York.

-¿no puedes simplemente decirme que me echaste de menos?

-te eche muchísimo de menos-. Le sonreí. –¿Qué tal Escocia?

-todo igual, ya sabes muchos pantanos, neblina y animales extraños-. Comenzamos a caminar hacia la escuela, aunque me hubiera gustado quedarme todo el día frente a su casa teníamos que llegar temprano. Ella estaba bajo advertencia del director. Era un poco busca pleitos y no se quedaba callada si algún maestro se lo ordenaba, por eso debía tener un historial perfecto este semestre si no quería que la expulsaran.

Por otro lado estaba yo. La escuela en Nueva York me había enseñado que lo peor que podía hacer era destacarme en algo. A los demás chicos no les gustaba ver "cerebritos" en los salones. Eso me lo habían dejado muy claro desde el primer día. Es muy probable que justo ahora me estén esperando a la salida para golpearme, y créanme cuando les digo que si falto el primer día ellos pensaran que me estoy escondiendo y todo sería peor.

-¡tienes que contarme todo sobre tu verano!-. Dijo tomándome por el brazo y zamarreándome.

-fuimos a la playa y...-

-¡no idiota! Me refiero a lo otro

-n-no sé de qué estás hablando...

-sobre Jack. Dime, tuviste algún avance en este tiempo

-no-. Me sonroje, sentía hasta las orejas calientes y la mirada fija y seria de la pelirroja no ayudaba en nada. Hace mucho tiempo que le había contado mi historia con Jack, desde luego que cuando lo supo quiso molerlo a golpes. Solo pude convencerla de que no lo matara prometiéndole que lo recuperaría. Y es que desde el día en que dejamos de dormir juntos terminó también cualquier otro tipo de interacción o sentimiento por parte de él. Se le hacía más fácil ignorarme y hacer como si nada hubiera pasado entre nosotros. Olvidó todos los besos y las promesas que nos hicimos, y era tan doloroso ver como se escapaba mi primer y único amor que yo también sentía ganas de olvidarlo todo.

-¡¿no?! HICCUP! prometiste que te ibas a acercar a él este verano-

-lo sé, lo sé. Pero es que cada vez que nos quedábamos solos se me seca la boca y empiezo a hablar de cosas sin sentido-. Se llevó una mano al rostro para masajearse las sienes, luego me miró exasperada.

-morirás virgen-. Hice una mueca con los labios mientras la miraba de reojo. Habíamos llegado ya a las puertas de la escuela y toda la fauna estudiantil se hacía notar desde el primer día. Antes de llegar a nueva york pensaba que todo lo que ponían en las películas no era cierto. La escuela no podía ser tan intimidante como se veía en "chicas pesadas". Pero estaba equivocado, cualquier cosa que les hayan dicho es poco, la preparatoria era lo peor del mundo.

Como deben suponer existían grupos. Mérida estaba entre los atletas, yo solo era un pobre chico asustado que trataba de ser invisible y sobrevivir.

Miré en todas direcciones buscando a los matones pero nada, parece que la presencia de la chica rizada los intimidaba, lástima que no podía estar pegado a ella todo el tiempo. La mañana hubiera sido perfecta de no ser por la escenita que estaban montando el equipo de porristas frente a unos chicos en las gradas, entre ellos el peliblanco que no salía de mi cabeza. Las chicas daban saltos y bailaban con sus uniformes que apenas las cubrían, ¿Dónde está su amor propio? Maldición.

Bajé la mirada y caminé por el pasillo seguido por mi ahora preocupada amiga. No quería verlo, jamás aceptaría algo como eso, y por más que maldijera o me enfureciera con Jack, el nunca me miraría de esa forma.

-HIC! HICCUP!! Espera, ¿Qué pasa?-. Me tomó del hombro haciéndome detener-. Si es por las animadoras... descuida seguramente solo estaba viendo sus... técnicas para hacer volteretas-. Levanté una ceja mirándola incrédulo. –por favor no te pongas así Hic

-yo... nunca voy a gustarle.

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creo que hablo por todas cuando digo que entiendo a hiccup, no es bonito sentirse así u.u hoy tengo la tarde libre asi que creo voy a subir otro cap C:

les pido paciencia con la historia, a jack ya le han llegado varias amenzas de muerte (jack: :(( no es mi culpa lo que pasa en el fic, lo juro). dejenme en los comentarios que les parecio y emmm cualquier cosa que quieran escribirme. tambien su voto!! son muy especiales todos C:

gracias por leer, esperen el proximo cap y..... eso

bye <3


Compañeros de camaroteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora