Gracias

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Me pase el día jugando en la casa de Ben, el vecino. Le había dicho a Molly que nos habían invitado a Hiccup y a mí para ahorrarme explicaciones. Y estaba todo perfecto, teníamos papas fritas a nuestro alcance, muchos video juegos y la televisión pantalla gigante en la casa de los Johnson, pero aun así había algo que no me dejaba tranquilo ¿Hiccup estaría bien? ¿Qué tal si una familia de ardillas lo atacaba? ¿O si realmente nunca podría bajar y se convertiría en "el hombre del árbol"? no podría vivir con la culpa de haberlo convertido en un fenómeno de circo siendo tan joven...

-ben, tengo que irme a casa

-¿tan temprano? No seas así Jack, te dejaré ganar la próxima

-no es eso, yo... recordé que dejé algo pendiente-. Me paré de mi lugar sacudiéndome las migajas de frituras de la ropa y dejando el mando de lado. –nos vemos en la escuela.

Salí de su casa casi corriendo y fui directamente a nuestro patio, el sol había caído y ya casi no veía por entre medio del follaje del roble. –¡¡HICCUUUUUP!!-. le grite, pero no recibí respuesta.

-HIC!! SOY YO, JACK... lamento haberte abandonado, pero ya estoy aquí así que salta, voy a atraparte-. Espere unos segundos a escuchar su voz pero fue en vano. Ningún ruido ni el más mínimo movimiento en las hojas. –no puede ser, ya se murió de miedo... acabo de matar a Hiccup.

Al tanto de mi reciente homicidio, entré a la casa sin hacer ruido, subí las escaleras hasta mi habitación para encerrarme un rato a llorar por la muerte del pobre castaño. Más tarde me entregaría a la policía, pero por ahora quería despedirme de mi cuarto y todas mis cosas antes de pasar el resto de mi vida en prisión.

Al final del pasillo, vi la luz que se colaba por la puerta semi abierta de mi habitación. –la policía ya está aquí...-. Pensé, y el miedo se sumó a la culpa. Abrí poco a poco hasta estar dentro, estaba listo para lo peor. Pero no había ningún oficial de policía, mi cara de alivio y sorpresa era digna de una pintura cuando vi al mocoso de dientes chuecos sentado en la orilla de su cama con las piernas, brazos y cara llenas de rasguños.

-Hic... estas aquí, ¡estás vivo!-. Corrí a abrazarlo pero este de inmediato se alejó. –¿qué te paso en... bueno... todo el cuerpo?

-no podía bajar... así que después de un par de horas pensé que lo mejor sería saltar hasta abajo-. Mis ojos y mi boca se abrieron con espanto

-¡¿desde esa altura?!

-¿Qué mas iba a hacer? No ibas a ir a ayudarme...-. Bajo la vista hacia sus rodillas, donde sus manos jugaban con la punta de su camisa ahora sucia y rota.

-Hiccup... lo siento, no pensé que...-. El sonido de la puerta abriéndose a mis espaldas me hizo saltar del susto. Era Molly quien había subido con una bandeja con jugo de naranja. Al ver al castaño se quedo muda por unos segundos, luego corrió hasta él espantada

-¡¿Qué pasó aquí?!-

-fue un accidente...-. Dije. Los ojos de mi nana iban alternadamente entre los verdes y llenos de lagrimas de Hiccup y los azules míos.

-nada en lo que tú estés involucrado es un accidente Jackson. Dime la verdad, ¿tú le hiciste esto a tu hermano?

-ahhh... no exactamente... yo...

-Jack dice la verdad, fue un accidente-. El castaño había hablado por fin. –estábamos jugando a trepar el árbol pero estaba muy oscuro y me caí-. La anciana mujer no sabía si creer lo que acababa de escuchar, yo no tenía el historial más limpio que digamos, pero al parecer los ojos de cachorro de Hic fueron suficientes para convencerla.

-está bien... si eso fue todo lo que paso no fue culpa de nadie. No te muevas de aquí pequeño, voy a buscar la caja de primeros auxilios

-yo lo curaré Molly, no te preocupes

-¿a ti que mosca te picó Jack? Has estado actuando muy raro todo el día.

-es lo menos que puedo hacer-. Molly asintió y me acompaño hasta el baño para alcanzarme el pequeño maletín blanco donde guardábamos agua oxigenada, parches, algodón y demás. Le dije que estaba bien y que podría usarlo por mí mismo. Cuando volví al cuarto que compartíamos, Hiccup seguía donde lo habíamos dejado, balanceando las piernas y con la vista fija en el suelo.

-voy a limpiarte esas heridas... te dolerá un poco-. Tomé primero su brazo y comencé por limpiarlo, debía de arderle como el infierno pero el menor no se quejó en ningún momento. –por cierto... gracias por... cubrirme con Molly.

Sus ojos verdes se encontraron con los míos, y si su sonrisa había desaparecido, ahora volvía a hacer su aparición aun mas radiante que antes. –de nada...

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¿ven que jack no es tan malo? si es un sol C: escribir capitulos donde es malo me pone triste, pero son gajes del oficio. además que tus primos/ hermanos mayores te hagan bullying es parte de la vida (?)

muchisisisisimas gracias por leer, lectores felices hacen a una escritora feliz. las quiero demasiado <3

Compañeros de camaroteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora