Esa noche no habia podido dormir, y Will tuvo que quedarse conmigo porque despertaba gritando y llorando; ha sido una de las peores noches. Will venía a consolarme y a decirme que ya había pasado, que había sido solo un sueño, pero como va a ser solo un sueño, verle, a él, desangrarse, con un coche encima del suyo, verlo todo, no poder ayudarle, ni gritar, ni llorar, y que él te vea con decepción y rabia, como un completo desconocido, alguien que está ahí y no hace nada por ayudar a la otra persona, como si no le importase nada en absoluto.
Esa mañana, Will estaba aún durmiendo por la noche que hemos pasado, me culpo, pero él dice que no es mi culpa tener pesadillas; así que, dejándole dormir, he cogido unas deportivas, mallas y camiseta y me he decidido a salir a correr por esta nueva ciudad, no podía desmoronarme más de lo que ya estoy, tengo que hacer cambios en mi vida, tanto físicos, como personales. Tengo que cambiar yo.
Cuando terminé de correr, regresé al apartamento y Will ya estaba despierto y vestido, así que pillándolo por banda le dije que si nos íbamos de compras y a la peluquería, él puso mala cara pero aceptó, ya que quiere verme feliz.
Cuando llegamos al centro comercial más cercano, fui directamente a la peluquería, y él me siguió no muy convencido; entramos y una señora muy amable de mediana edad me preguntó que qué quería hacerme en el pelo y yo contesté:
-Quiero cortarme el pelo, por la clavícula, y teñirlo de un castaño oscuro, no muy marrón, pero tampoco muy rubio- tenía el pelo bastante largo, así que dije "¿por qué no?". Ella asintió, pero Will me miraba con una expresión de horror; él sabe que mi pelo es algo muy importante para mí, así que ahora creerá que estoy loca por hacer esto.
Terminamos el turno en la peluquería y al salir, me giré a mirar a mi mejor amigo, que aún no daba crédito a lo que había hecho
-Will- lo llamé, el me miró a los ojos
-¿Qué pasa pequeña Annie?-preguntó; me gustaba que me llamara así, me recordaba a cuando jugábamos en el césped embarrado de detrás de su casa de pequeños
-¿No te gusta mi nuevo estilo?-le pregunté algo interesada y preocupada, antes me importaba lo que la gente pensara, pero ahora, ya me da un poco igual
-Sabes que siempre estarás guapa, ¿no?- dijo él sonriéndome; fui a abrazarlo y él se sorprendió un poco, pero me devolvió el abrazo
-Gracias...-susurré
-¿Por qué?- preguntó extrañado, a lo que yo solo sonreí y se me empañaron los ojos, me separé y lo miré
-Por ser el mejor amigo del mundo y estar a mi lado siempre, te quiero mucho tonto- dije yo, a lo que él soltó una sonora carcajada y ya de mejor humor, me pasó el brazo alrededor de los hombros y empezando a caminar preguntó:
-¿A dónde ahora princesa?-solté una pequeña risilla, nunca cambiará
-¿Qué te parece de tiendas?- puso cara de horror
-Con tal de que nos divirtamos...
Pasamos por un montón de tiendas diferentes, cambiando mi estilo de vestir, no, no por colores oscuros, si no fuertes, negros, blancos, verdes, anaranjados, grantes... ese tipo de colores. Cogiendo todo tipo de vestidos, camisetas anchas, leggings, camisas y faldas; a demás de una chaqueta de cuero negra que a Will le encantó. Me lo pasé realmente bien, sin contar, que no había dormido nada y que me sentía muy extraña sin Matt para enseñarle todo lo que hemos comprado, así que mi ánimo decayó al llegar al coche de Will. Él no perdió detalle de ninguna de mis expresiones a lo largo de la tarde, pero aún así, no dijo nada y puso rumbo al apartamento, mientras, sonaba una de las canciones más tristes que he oído, y una de las que más me gusta cantar, pero siento que ahora no puedo, no sale nada, es un recuerdo suyo, y no puedo dejarme derrumbar, ahora que estoy haciendo todo lo posible, por ahora, las pesadillas ya me matan, no puedo dejar a los recuerdos también.
ESTÁS LEYENDO
Una vida sin él
Teen FictionLa vida de Annabeth Evans dará un giro inesperado, con un montón de curvas y baches a los que se tendrá que enfrentar para superar lo que en su día la marcó tanto. ¿Conseguirá volver a enamorarse? ¿Se dará cuenta de las personas que en realidad la...