El sonido de mi celular me obligó a abrir los ojos con pereza.
—¿Hola?– Dije con los ojos cerrados.
—Sal de la cama, perezosa.
Me aguanté un bostezo.
—Estamos en la misma casa, ¿es necesario llamar?
—Luego entro a tu habitación y me acusas de violación– Dijo indignado —Nunca se sabe, con un persona como tú.
—¿Como yo?
—Histérica, loca, paranoica...
Lo interrumpi.
—Muy gracioso señor Marocchino, adiós.
—Espera, no te atrevas a colgar por qué...
Lancé el celular y me levanté de la cama.
—Idiota– Sonreí.
Busque mi maleta y tomé ropa interior limpia, unos jeans negros ajustados junto a una playera gris y mis vans negras.
Cepille mis dientes y luego arreglé mi cabello dejándolo suelto.
—¿Paul?.
Lo busqué por toda la habitación pero no estaba. Debe estar con Máx.
Suspire y me maquille con rímel negro, un poco de labial rojo y salí de la habitación.
—Hola Adela.
Ella subía la escalera con una caja negra en sus manos
—Buenos días, Alex– Sonrió.
—¿Sabes dónde está mi gato?
—En la cocina con Máx.
—Espero que no se lo coma.
Bajé corriendo las escaleras y luego hacía la gran cocina.
Abrí la puerta despacio. Paul estaba en el mesón y Máx vestido informal. No me vio ya que yo estaba atrás de él.
—Dios, eres igual o más insoportable que tu dueña– Regaño a mi gato —Dejame desayunar, es mi comida nana la hizo para mi.
Paul seguía intentando llegar al plato y él protegiendo su comida.
—Me estresas.
Se levantó con su plato y buscó algo en los gabinetes. Un pequeño plato de plástico.
Paul ronroneaba entre sus piernas.
—Espero que con esto sea suficiente.
Lo llenó de leche y dejó el plato junto a Paul.
Se volteo y me encontró observando con atención.
—¿Hace cuanto tiempo estas ahí?
—No mucho.
—Tú gato es insoportable.
—Como la dueña.
—Bueno, si estuviste bastante tiempo.
Reí.
—Te ves más joven vestida así.
—Solo tengo veinticinco años señor Marocchino– Me senté —No todos somos viejos como tú.
—¿Disculpa?– Se cruzó de brazos —Solo tengo veintiocho.
—Te ves bien sin el traje y el rostro tan serio.
—Lo sé pero también me veo increíblemente sexy de traje.
La verdad es que sí.
—Egocéntrico.
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Un mafioso con Sentimientos
Romantik-Sei una bella donna- Le susurró a la chica -Pero si te metes en mis asuntos no tendré compasión contigo- La soltó bruscamente y se subió a el deportivo negro con los otros tres chicos. Ella suspiro agitada y comenzó a caminar apresurada hacía su ap...