Escapar

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De repente me hallé corriendo, había corrido hasta que mis pies estuvieron adormecidos por el dolor, el frío de la noche me atravesaba la piel semidesnuda como pequeños puñales. Me detuve casi sin aliento, trataba de entender lo que había sucedido, él estaba muy mal herido tras la colisión pero yo no tenía ni un rasguño…no entendía por qué. La sangre que cubría mis manos y mi remera, no era mía.

Pensaba y pensaba, trataba de recordar cómo había llegado esa sangre a mi ropa, pero no lograba hacerlo. Estaba sumida en mis pensamientos cuando lo vi parado frente a mí, allí estaba Daniel y me miraba confundido, con compasión. No sé si era temor lo que me paralizaba pero no pude moverme ni decir una palabra, se acercó lentamente a mí y al verlo tan cerca, instintivamente me cubrí el rostro con las manos y solo lloré desconsolada – tranquila, todo estará bien mi amor- dijo mientras me abrazaba ¿por qué me llamaba así?¿qué diablos estaba pasando?

De pronto vi llegar a Marcos corriendo, tenía un hierro enorme entre sus manos y golpeó muy fuerte a Daniel en la cabeza, su cuerpo cayó inerte al suelo y podía ver la sangre fluyendo rápidamente. Estaba aterrorizada, solo sé que después de eso mi visión casi se nubló por completo, me sentí como flotando en un mar de oscuridad, lo último que vi fue a Marcos parado frente a mí con una sonrisa diabólica.

DESCONOCIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora