Nuestra divinidad Valkiria,
Amazona,
Corazón de la madre tierra sur,
Que amamanta con su vaso sanguíneo,
Inalterado del mundo,
A un sinfín de naturalezas y razas,
Creando alcurnias que dieron nacimiento a un cisco,
A una emancipación,
A una esperanza que nació desde el valle de Santiago de León,
Y trazo una estría carmesí,
Que bajo por la cordillera de los andes,
Verbigracia de la muralla de la verdadera América,
Cabalgando unida al son de una sola voz,
Libertad,
Amada madre,
Hoy tus hijos renacen,
Desde los alboreos de la opresión,
Luchando contra las doctrinas,
Contra oligarquías mentales,
Contra un caudillaje imitado de su graciosa majestad,
Y el cognoscitivo de estos es irreconocible,
Están sedientos sin sed,
Están hambrientos sin hambre,
Subyugando nuestro albedrío
Su propia sangre.
Pero han pasado ya 200 años,
Y se ha despertado,
Y se ha levantado,
La espada del León de Santiago,
Para una nueva cruzada,
La cruzada por la emancipación verdadera.
