cuarenta

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El atardecer llegó y era hermoso, no había presenciado cosa más bella de la naturaleza.
Pablo: Sophia, este tiempo saliendo contigo ha sido de lo mejor.
Yo: Gracias Pablo, pienso lo mismo que tú.
Pablo: Regresando a comer te tendré una sorpresa. Yo que tú me apuraba.
Nos paramos y fuimos a comer algo. Mi estómago rugía de hambre.
Cuando llegamos el tren estaba por pasar, la idea de comer en un tronco con Pablo mientras a nuestros lados pasaba el tren era emocionante.
Pablo: Ábrelas, son para ti.
Pablo me dio una bolsa de papas.
Cuando la abrí, adentro había una pequeña bolsa con un papel y una flor adentro. ¿Cómo le hizo para abrir la bolsa, poner eso, y volver a cerrarla y que parezca nueva? Vaya.
Para cuando leía la nota Pablo se veía nervioso y sonriente, yo tenía una sonrisa enorme, me dolían las mejillas de tanto sonreír pero no lo podía evitar.
Leí en voz alta la nota:
"Sophia, estos días contigo han sido de los mejores en mi vida, y quisiera que aún sea así. Me refiero a que no quiero que estos días se acaben, estar contigo para mí es inexplicable.
En fin, creo que no me explico, con todo esto quiero decirte... ¿Podría ser tu novio?"
¿Saben qué hice? Obvio, tomé la flor y le dije "sí" a Pablo, lo abracé y el tren ya pasaba cerca de nosotros.
Ahora mi novio era Pablo. Uy.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora