CAPÍTULO 8: Amanecer

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La luz del sol brillaba un día más. Lea llegó tarde a clase y se sentó al lado de Rick como cada día. Los colores del otoño estaban desapareciendo, el invierno estaba llegando poco a poco, el tiempo había pasado muy rápido. Se notaba el ambiente helado en todos lados, el viento gélido traspasaba las ventanas.

Lea se quedaba mirando por la ventana, miraba las hojas de los árboles caídas, las ramas de los árboles desnudas, las calles solitarias...

-Lea deja de vivir en las nubes y atiende- le dijo el profesor.

Rick miró a Lea y se rió. A Lea se le escapó una carcajada y tras esta una sonrisa invadió su cara.

El tiempo pasó lento, por fin era la hora de volver a casa, Lea andaba distraído cuando de pronto vio a Anne hablando con Rick. Esta tenía a Rick cogido por las manos y ambos reían.

Un escalofrío invadió el cuerpo de Lea, la oscuridad se ceñía en su alma, un sentimiento de traición se apoderó de él.

-Pero como ha podido hacerme esto.- se repetía. Sabía que los iba a ver, al menos se podría haber ido a otro lado, pero no allí estaban tan juntitos mano a mano. Esta me la vas a pagar Rick.

Lea estuvo toda la tarde encerrado en su cuarto, su madre subió a avisarle de que un amigo lo estaba esperando en la puerta, era Rick.

-¿Por qué no me has contestado a los mensajes Lea? Pensaba que te había pasado algo- dijo Rick.

Lea con cara de enfadado le contestó:

-No me pasa nada, y ahora que lo sabes vete, no quiero verte.

Y cerró la puerta de golpe. Rick se quedó tras ella en silencio, sin poder moverse, no entendía que había pasado o que podía haber hecho mal para que Lea lo tratase así. Preocupado se fue al río a sentarse un rato y pensar.

Tras un rato en el río Maya y Elizabeth aparecieron y al verlo solo se acercaron a él.

-Hola Rick, ¿Qué haces aquí solo?-dijo Maya

-Pensando en mis cosas... ¿Y vosotras que hacéis por aquí?- contestó

-Pues hemos ido a dar un paseo por la cuidad y hemos decidido venir aquí un rato a relajarnos- dijo mientras se sentaba Elizabeth.

Los tres se sentaron en la orilla del río, el día había mejorado bastante, ya no hacía tanto frío.

Las chicas notaron algo raro en Rick y le preguntaron que qué le pasaba y este les contó que no sabía porque Lea estaba enfadado con él.

-¿Tanto te importa Lea?- dijo riéndose Elizabeth.

-No es eso... Es mi amigo y no quiero que esté enfadado conmigo.

Maya que se quedó pensando saltó de golpe y dijo: ¡Ya sé!

-Esta mañana he visto que a la salida Lea estaba mirando a alguien y tenía los puños apretados y muy mala cara. Cuando he decidido mirar qué miraba él he descubierto que era a ti y a Anne. Puede que esté enfadado porque has pasado de él y te has ido con Anne ¿Puede ser?

Una idea iluminó la mente de Rick: ¡Está celoso!- pensó

-No creo que sea eso Maya- contestó para disimular.

Los chicos se fueron a sus casas, cuando Rick llegó a la suya se tumbó en la cama, sin ánimo de nada.


Pasaron unos días y Lea seguía sin dirigir palabra a Rick y este estaba muy preocupado.

Anne se juntaba cada vez más a Rick, a la salida, en el recreo... Un día Anne le ofreció a Rick que fuesen a dar una vuelta y como este estaba preocupado decidió ir para ver si se despejaba un poco.

Anne y Rick pasaron el día juntos y se lo pasaron bien, aunque Rick no conseguía estar feliz totalmente.

Algo hacía pensar a Rick, creía que Anne pretendía alejar a Lea de él y por el momento lo estaba consiguiendo. En realidad no era eso, solo era que a Anne le gustaba Rick y quería pasar tiempo con él.

Lea faltó a clase ese día, Rick se encontraba cada día más solo que el anterior, cuando llegó a su casa rompió a llorar, la presión hizo que los sentimientos de Rick se derrumbaran. La noche se hizo larga, Rick no consiguió conciliar el sueño ni un solo minuto en toda la noche. Cogía el teléfono y miraba las fotos que se había echado con Lea y no conseguía otra cosa más que llorar y llorar.

Un día más Rick llegó apenado a clase, su típica sonrisa había desaparecido por completo de su rostro. Allí estaba Lea, un día más que pasaba de Rick.

En el cambio de clase Lea observó a Anne, solo con ver a Rick se alegró, pero también consiguió percibir otra cosa, Rick no le hacía caso, era ella la que se acercaba a él, era ella quien quería estar cerca de Rick, no él. Lea se dio cuenta y su animo decayó: A Anne le gustaba Rick.

Rick fue al baño y Lea lo siguió y atrancó la puerta. Rick al oír el ruido se dio la vuelta y vio a Lea detrás suya.

-Rick, tenemos que hablar.

-Lea yo...- dijo Rick con ojos tristes

-Ha sido culpa mía, he sido un estúpido, pensé que pasabas de mí y preferías la compañía de Anne. Perdóname Rick, perdóname por favor.

Las lagrimas brotaban de los ojos de Lea, Rick al ver esto avanzó hasta él y lo estrechó entre sus brazos para calmarlo.

-No tengo que perdonar nada Lea.

Rick lo besó y Lea paró de llorar. Rick recuperó su sonrisa y dijo:

-No me vuelvas a abandonar Lea. Te necesito.

Lea arrepentido y a la vez feliz juntó sus labios con los de Rick.

-Estaré a tu lado siempre Rick. Te amo, te amo con todas mis fuerzas.




El chico de ojos turquesa (YAOI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora