Prefacio.

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    Mi fascinación por el bosque no tenía fin. El verde que prevalecía y se extendía me maravillaba. Las exóticas plantas nunca antes vistas por mí, sus flores, árboles, arbustos, todo. En especial los animales tan característicos que habitaban allí. Pero nunca presté atención a uno en particular: "La bestia dorada", o al menos, era así como le llamaban. Un hombre lobo. Casi inimaginable pero al parecer real.

—Es una bestia muy grande, ten cuidado.

    Decía mi hermana Neru. Ella al contrario de mí si creía en aquella absurda historia de un humano que en noches de luna llena se convertía en un lobo, ¿cuán absurdo suena eso?

    Para mí sólo era un rumor, un mito, un cuento creado para asustar a jóvenes y así prohibirles las salidas por las noches. Pero todo eso cambio cuando tuve que ir a la casa de mi abuelita.



La bestia dorada | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora