Ya había pasado una semana desde que Takano regreso a la habitación con Onodera, lo más extraño era que desde aquel día en que habían estado tan cerca de hacerlo ya no había sucedido nada de nada, ni siquiera algún beso, el castaño se comportaba de forma amable con Takano y hacían la tarea juntos, pero en cuanto Takano lograba otro tipo de acercamiento Onodera siempre terminaba huyendo.
Una mañana, como era de esperarse, cuando Takano despertó vio hacia la cama de Ritsu y de nuevo se dio cuenta que había huido, una vez más había salido más temprano de lo habitual para no tener ningún tipo de acercamiento extraño con él. Eso le altero el estado de ánimo, se levantó un poco molesto de la cama y comenzó a alistarse para ir a clases, ya era demasiado tarde para que tomará un baño así que solo se vistió y comenzó a meter las cosas en su mochila, todo estaba listo para irse cuando de pronto el castaño entró por la puerta totalmente molesto, se le veía con el seño fruncido y no dejaba de maldecir.
-Buenos días Onodera ¿Pasa algo? creí que ya estarías en clases- preguntó Takano.
-Sí, se supone que así sería, pero cuando pase a desayunar a la cafetería, los estúpidos del equipo de fútbol, me lanzaron el balón y toda la comida cayó en mi cabello y en mi ropa, ahora tengo que bañarme antes de ir a clases- respondió por completo furioso, quitándose la camisa dejando ver su torso desnudo, ante tal acción Takano no podía controlarse, de inmediato lo abrazo y le dio un tierno beso.
-¿Otra vez con eso? Takano, tú en serio que no entiendes, déjame, me tengo que bañar- decía Onodera zafándose de los brazos del pelinegro.
-Eres cruel Onodera, tu no me has dejado tocarte ni un solo día, te la has pasado huyendo de mi.
-Ja Ja Ja- rio nerviosamente-. Por supuesto que no, son solo ideas tuyas- respondió finalmente y se metió al baño.
"Pero que obstinado es, en serio que no lo entiendo, no sé hasta cuando tendré que aguantar" Mientras Takano repasaba ese tipo de cosas en su cabeza, la puerta del baño se abrió sorpresivamente y fue de esa forma que pudo escuchar el agua de la regadera cayendo, se sobresaltó un poco, pero una idea paso por su cabeza, era una oportunidad perfecta para acercarse al castaño, comenzó a denudarse y entró al baño, cerrando con extremo cuidado para que el de ojos verdes no se percatará de lo que intentaba.
Se metió a la regadera y antes de que Onodera pudiera hablar lo abrazo con fuerza, no lo dejaba ir, lo abrazaba cálidamente, ahora estaban con sus cuerpos desnudos, pegados, del pecho, estómago y pelvis, mientras sentían la respiración del otro chocarles en el cuello dando una sensación increíble de calidez.
Takano comenzó acariciar la ya semierecta virilidad de Onodera, sin detenerse hasta encontrar el lugar que le gustaba y le extasiaba, bajo lentamente hacía su oreja para rozarla un poco con sus labios y después con su lengua aumentando más y más la cercanía de sus cuerpos, tenía miles de palabras en la punta de la lengua pero solo diría aquellas que no fueran traumáticas para el castaño.
-Te amo- pudo sentir la inquietud del castaño cuando quiso zafarse de entre sus brazos, así que ejerció un poco más de fuerza y le detuvo susurrando una vez más-: Te deseo.
Aquellas palabras llegaron a lo más profundo del cerebro del castaño, lo atontaron por completo, lo cegaron, lo inmovilizaron, sus ojos se agrandaron considerablemente, trataba de ocultar sus lagrimas bajo el agua pero era imposible, Takano podía notarlas, eso solo le provocaba besarlo más y más, lamerlo apasionadamente explorando cada uno de sus puntos débiles. Unieron más sus cuerpos mientras sentía rozar sus miembro con el de su compañero, el castaño realmente estaba excitado, no podía detenerse, disfrutaba cada uno de los toques del pelinegro, se veían a los ojos por algunos segundos, pero la vergüenza los hacía voltear en otras direcciones. Cuando la excitación no podía ser más grande, Onodera encontró las últimas fuerzas que tenía y empujo a Takano logrando quitárselo de encima.
-¡Basta ya! Takano, eres un pervertido, es lo único en lo que piensas, ya no lo soporto-gritaba asustado Onodera.
-¿Qué pasa? creí que lo disfrutabas tanto como yo.
-Yo te dije que aún no me sentía preparado y tú sigues insistiendo, ya no lo soporto...Si te sientes tan desesperado por la abstinencia, ve y busca alguien con quien desahogarte y déjame en paz por un minuto.
-Onodera yo...Si solo fuera por abstinencia ya lo abría solucionado, pero no es así, yo solo quiero hacerlo contigo porque te amo- explicaba Takano con una expresión tan sería que ni Onodera podía reconocerla.
-Sal de aquí ahora. ¡Vete!- grito el castaño y Takano no tuvo otra opción, se vistió y salió de la habitación completamente arrepentido de lo que había hecho.
"Lo volví arruinar, ahora me correrá de nuevo, no puede ser, soy tan idiota, simplemente no me pude controlar, comienzo a ganarme un poco de su confianza y ¿Que es lo que hago? solo presionarlo, no puede ser, me debe estar odiando"
La verdad era que Onodera no se había enojado con Takano. Estaba enojado consigo mismo por haberse excitado tanto, se dio cuenta que él no sería capaz de detenerse en ese momento. Al salir del baño se fue a sus clases pero estaba demasiado distraído, era la primera vez en que no podía concentrarse por tener a Takano en su cabeza.
"¿Pero qué fue eso? Yo no podía detenerme ¿Porque mi corazón no deja de latir? en verdad me hace feliz estar con Takano de esa forma, creo que tal vez yo también me he enamorado de él, se que los dos somos hombres pero que puedo hacer, él es quien no para de decirme que me ama, tal vez no estaría mal dejar que de el siguiente paso, pero.......yo no me siento preparado, tengo algo de miedo y vergüenza, es la primera vez que yo me siento tan excitado en los brazos de una persona, ni siquiera por una chica me había sentido así, Takano podría ser...¿Mi primer amor? pero si alguien se da cuenta y se lo dice a mi padre sería terrible ¿Qué debo hacer?"
Cuando llegó la noche Onodera seguía muy pensativo, no se animaba a regresar a su habitación, caminaba por el jardín y se sentó por ahí en cualquier lugar tratando de estar solo, pero ya era tarde. Takano lo había encontrado, llegó corriendo y se sentó junto a él.
-Onodera yo lo siento, no era mi intención molestarte.
-Takano.....yo...no estoy molesto contigo, yo estoy molesto conmigo.
-¡¿Eh?! no lo entiendo- antes de que Onodera pudiera explicar, una chica se acercó gritando:
-¡Ricchan, feliz cumpleaños! y se abalanzo sobre el castaño dando un fuerte abrazo que despertó la molestia del pelinegro quien solo se quedo sentado observando.
-Anchan suéltame ya, quiero presentarte a mi compañero de habitación él es Takano Masamune. Takano ella es mi amiga de toda la vida An-chan.
El rostro de Takano expresaba una gran molestia, no quería ni ver a esa chica, entonces ella se acercó y estrecho su mano con la del pelinegro, después tomo las manos de Onodera para entregarle un regalo.
-Ricchan espero que te guste este regalo y no te olvides de que te quiero, ¿Podrías ir a cenar a mi dormitorio esta noche?
Eso despertó la furia de Takano, se puso de pie y jalo por el brazo a Onodera.
-¡No, no puede!- le dijo a la chica, sin dar oportunidad para que el castaño hablara. An-chan miro fijamente la manera en que el de cabello negro se llevaba a Ritsu.Cuando llegaron a la habitación Takano lo estampo contra la puerta.
-¿Porque no me dijiste que hoy era tu cumpleaños?.
-Bueno, no lo creí importante, no es la gran cosa.-¡¿Cómo que no lo creíste importante?! ¿Qué debo hacer para que te des cuenta que tu eres la persona más importante para mí? ese tipo de cosas claro que son importantes, yo tenía derecho a saber que hoy era tu cumpleaños y ser la primera persona en felicitarte, pero tú te quedaste callado, yo merecía saber algo así porque soy la persona que te ama. Y olvídate de cenar con esa chica.
Takano hablo durante bastante tiempo, estaba realmente molesto. Ante la sinceridad que mostraba, Ritsu se puso un poco nervioso se miraron a los ojos y de esa forma Onodera pudo hablarle de cerca, abrazándolo y recargando la cabeza un su pecho.
-Lo siento, tienes razón, yo debí habértelo dicho y por An-chan no te preocupes yo no pensaba decirle que si cenaría con ella.
-¿Hablas en serio?- pregunto un sorprendido Takano.
-En serio- respondió Ritsu y el pelinegro lo tomo por las mejillas para besarlo. Sin separarse del beso comenzaron a caminar hasta que cayeron en la cama del más alto, Takano lo abrazaba con suavidad, pegando su mejilla sintiéndola por completo caliente, ese calor que lo derretía por completo, entre más era la cercanía del abrazo, podían sentir el latir de su corazón.
Esta vez Onodera se sentía derrotado, necesitaba sentir mucho más de la piel del pelinegro, necesitaba más allá del calor de una mejilla. Era como si Takano pudiera interpretar todos esos pensamientos no expresados. Comenzó a desnudarlo entre la suavidad de aquellas sabanas. Tan suaves como la piel de Onodera, quien no ponía resistencia sino que solo apretaba sus ojos. De inmediato Takano se levantó de la cama despertando la curiosidad del castaño.
-¿Qué pasa?
-Onodera tu ¿de verdad me dejarás seguir?
El rostro del castaño se enrojeció y desvió su mirada, estaba por completo avergonzado de la respuesta que estaba a punto de dar.
-Esta bien, puedes hacerlo...esta noche, creo que puedo intentarlo mejor- ante esas palabras Takano sonrió.
-Yo apagaré las luces o de lo contrario nunca podré ver tus ojos- regresó de inmediato a los besos y las caricias, la ropa había comenzado a volverse una molestia, la excitación de ambos pedía ser descargada de inmediato, no era posible frenarse ahora para ninguno de los dos.
¿Prepararlo a esas alturas? era imposible, los dos se deseaban con forma incontrolable, tan pronto estuvieron totalmente desnudos, Takano se introdujo con delicadeza en el cuerpo de Onodera, pensaba que estaba actuando como un maldito descontrolado, pero no podía contenerse. Había fantaseado tanto con eso, que aún le parecía estar bajo los efectos de una ensoñación. Ritu gemía ante cada una de las estocadas y el ritmo que habían adquirido ante el movimiento del cuerpo del pelinegro. El ruido era demasiado, Takano pensaba que alguien podría escuchar si pasaba caminando muy cerca del pasillo de los dormitorios. La única forma de detener su voz, era sofocarlo con un beso apasionado. Así lo hizo y su compañero no hizo intento alguno por detenerlo.
Takano jamás pensó que un par de labios pudieran ser tan suaves, existía un sutil sabor a sal, debido a que las lagrimas no cesaban, ese sabor, el sabor de Onodera, lo hacían perder por completo el control, incapaz de terminar con aquel beso.
-¿Duele demasiado?- cuestiono preocupado por el bienestar de Ritsu. Al no recibir respuesta tuvo que añadir un par de palabras-. Convertiré tu dolor en placer- decía con la voz agitada.
El pecho del castaño se contraía, sus dedos se encajaban con fuerza en la espalda de Takano, dejando unas pequeñas marcas.
-Estoy bien... No se siente tan...mal- jadeo un poco y se aferró al pelinegro esperando sobrellevar las sensaciones dolorosas, para solo concentrarse en las placenteras.
-Me moveré más rápido- añadió el pelinegro, tomándolo por la pelvis aumentando la intensidad de sus embestidas. Onodera enloquecía por completo, al sentir como su interior se llenaba de la esencia del pelinegro, al mismo tiempo en que él dejaba salir la suya. Habían alcanzado el orgasmo de una forma tan asombrosa que les costaba darse cuenta que estaban en la habitación de un internado. Sus respiraciones resonaban en el dormitorio como si hubieran corrido un maratón. Takano se desplomó exhausto y abrazo con fuerza y calidez aquel cuerpo que ahora le pertenecía por completo. (O al menos así lo sentía)
-Te amo....Te amo tanto- susurro
Los ojos de Onodera, solo se agrandaron pero no dijo nada, respondió a aquel abrazo y ambos sentían como poco a poco su respiración se normalizaba hasta que se quedaron dormidos.
Continuara...
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Amor de secundaria (TakanoxRitsu)
FanfictionTakano y Onodera son los mejores alumnos en un prestigioso internado, siempre compiten entre si. Por una extraña coincidencia deben compartir el mismo dormitorio y comienzan a vivir una serie de eventos que los hace descubrir que están enamorados.