ROUGE

¿El final?

Desperté en sus brazos. Recostado sobre su pecho.

-No sé por qué Taemin, pero te amo más que cualquier cosa que en vida pudiera tener. Si pudiera volver el tiempo, y mi destino se hubiera topado con el tuyo, todo habría sido perfecto.

Al escucharlo me incorporé y abriendo las piernas, me senté arriba de él.

-Eso no importa ahora- le dije y entrelacé mis manos alrededor de su cuello de forma juguetona- lo que importa es ahora y que quiero amarte hasta cansarme de hacerlo, hasta que mi alma sea incapaz de amarte, y eso lo considero imposible.

El tomo mi cara entre sus manos.

-¿Y esa pulsera? Es idéntica a la mía, pero la tuya es en color morado, y la mía es verde...

Cuando vi mi pulsera era del mismo tono que la de él.

-si vas a preguntarme que son, te informo que no lo tengo muy claro, si averiguo, con gusto te diré –me dijo Minho, dándome un pequeño beso en los labios-.

Después de volver a hacerlo un par de veces más fuimos a la cocina, pues teníamos hambre. Estaba comiendo una manzana que se encontraba en el frutero, y de repente Minho entró a la cocina con un ramo de tulipanes rojos.

- Quiero que a partir de ahora mandes al diablo las rosas. Yo soy tulipanes, nuestro romance son tulipanes ¿oíste? -Decía mientras los ponía enfrente de mí y se hincaba -te propondría matrimonio, pero ya me es muy tarde, por tanto: ¿quieres ser mío por siempre?

Yo estaba sin palabras. Y una pequeña risita se quería colar por las comisuras de mis labios, pues era muy graciosa su actitud

-yo....acepto!!- le dije limpiándome las lágrimas, pues al parecer por fin encontré al hombre de mi vida.

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Al paso de un tiempo, lo que parecería una semana en la tierra, yo era completamente feliz. Por primera vez en mi vida había un hombre honesto, dispuesto a estar conmigo y nada más. Los tulipanes decoraban la casa, se habían vuelto muy importantes para mí pues cada vez que despertaba, iba a la sala y veía un jarrón con tulipanes, me acordaba de él. Por lo regular él se despertaba primero y tomaba su taza de café y el sereno de afuera, le gustaba mucho eso. Yo por el contrario, me gustaba estar mirando el pequeño lago. En todo momento nos amábamos sin parar, no había necesidad de palabras para expresar lo importante que éramos el uno para el otro. Sus risas me contagiaban, era muy ocurrente y con sus juegos siempre terminábamos haciéndolo en todos lados, pues era la manera de demostrarnos cuanto nos amábamos, era el paraíso, nuestro paraíso.

Salí a buscar a Minho, y lo vi con una mujer, ella era muy guapa, perfectamente maquillada vestía unas botas, un short con medias de red y una blusa pegada, todo en color negro, su cabello era azul, y además traía un saco abierto del mismo color que la parte de atrás le llegaba hasta las rodillas. Por un momento me llene de celos, pero luego Minho volteo y me vio con una mirada triste, lo cual sin motivo me helo la piel y decidí volver adentro y prender la chimenea de la sala.

Cuando Minho entró, me dio una mirada que me puso a temblar: Me vio con tristeza, y no podía decir absolutamente nada. Se acercó a mí y me besó de manera apasionada, devorándome los labios, por un momento creí que estos se me romperían por la fuerza. Me levanto y me llevo a la habitación, me dejo caer sobre la cama, se sacó la playera y empezó a pasar sus manos por mis caderas, por debajo de mi playera hasta quitármela, llegó a mi cuello donde comenzó a depositar besos húmedos que me hacían gemir, me besó todo el cuerpo, y al pasar por mis pezones creí que me volvería loco por el placer; él levantó mis piernas y me penetro; fue tan rápido que al gemir fue entre dolor y placer; me hizo el amor de manera muy diferente: ya no era dulce, era totalmente apasionado en cada embestida que daba haciéndome gemir cada vez más, sólo podía gemir su nombre, la manera en la que me besaba, todo era increíble. Termine al mismo tiempo que él. Con las respiraciones agitadas, él se incorporó en la cama, y yo lo imité. Teníamos todavía la respiración agitada por nuestro encuentro. Ambos teníamos el torso desnudo y la sabana cubría nuestra desnudes.