Capítulo Ventisiete: Girl or Boy

20 5 0
                                    

*Recomendación: reproduce el archivo multimedia para una experiencia única*
Ha pasado un mes desde que Julian falleció, dentro de las dos primeras semanas caí en una depresión que me llevo a un punto que no comía ni dormía, caí de nuevo en el hospital, estoy con terapias de psicólogo y controles mensuales, mi vientre comienza a expandirse, ya se logra ver de a poco que estoy embarazada, hoy me dirán que sexo será el bebé, después de haber caído al hospital sentí una gran responsabilidad y prometí que mejoraría, ya que estuvimos peligrando y casi pierdo a mi bebe y a mi.
Entramos a la consulta y ésta vez me acompañó Denisse, a mi segunda ecografía, la primera vez que oí latir su corazón me llenó de felicidad, sólo me faltaba él para que estuviera conmigo, pero sé que siempre me está observando.
Me acomodé en la camilla y el doctor comenzó a poner gel en la superficie, encendió las maquinas y rellenaba mi ficha medica de control de embarazo.
Sentía su corazón latir denuevo y me hacia la mujer más feliz, Denisse se emocionó y también soltó algunas lagrimillas.
-He observado bien y todo parece indicar que será una niña- dice el doctor.
-Una niña- me emocioné con la noticia y Denisse también.
-Debe acordarse que su embarazo es delicado y tener mucho cuidado en todo- indica el doctor.
Nos entregó la ecografía y llamo a mi madre emocionada.
-Es una niña- digo por teléfono.
-Va a ser una niña preciosa, te apuesto- dice del otro lado.
-Ahora hay que buscarle nombre- respondo.
-Una pequeña Gabrielita- dice.
-No le pondré mi mismo nombre, eso es de año antes de cristo, madre- río.
-Tienes 5 meses para pensarlo aún- me despido y corto la llamada.
Denisse se fue a trabajar mientras que camino hacia el cementerio para ir a ver a Julian. El cementerio era muy bonito, era como un parque, con el pasto muy verde y pequeñas inscripciones de mármol en el suelo.
Me senté en el piso y les deje unas flores que compré antes de venir.
-Adivina, tendremos una hija- hablaba al aire.
-Me haces mucha falta, quisiera en este mismo instante darte un beso y un abrazo, celebrar por la venida de nuestra hija- digo sollozando.
-Te acuerdas de lo que te prometí? De apoco lo estoy cumpliendo, estoy tratando de salir de la depresión y me estoy cuidando más, quiero que nuestra hija nazca sana, es el mejor regalo que me pudiste dar-
-De apoco mi panza comienza a inflarse, me acuerdo cuando decía que debía adelgazar te enojabas conmigo- río despacio.
-También recuerdo cuando me decías que me veía bonita con esa venda horrible de la operación y rapada en un lado- río de nuevo.
-Te extraño demasiado, no te imaginas cuanto me haces falta- comienzo a llorar.
-Sé que donde estás me mandas fuerzas y me apoyas en todo momento-
-Pero a veces quisiera ir aunque sea por un minuto hasta ti solo para abrazarte y sentir eso que solo tu dabas, protección, confianza y amor-
-Nunca olvidaré tus consejos, besos, caricias-
-Hoy es un día especial, mi cumpleaños, y cuando soplé mis velas en la mañana, deseé sólo verte por unos segundos, pero no se cumplió-
-Lo único que esperaba en mi cumpleaños que me despertaras hoy con un beso o un abrazo-
-Que me dijeras que me querías-
-Pero estás aquí y aunque por mas que quisiera, no se puede-
-Te amo mucho y nunca me olvides- me seco mis lágrimas, me paro de allí y decido irme.
Voy caminando más tranquila, estoy siguiendo los consejos de mi terapeuta y hacen efecto, de apoco debo ir superando la situación por más que me cueste, estoy poniendo todo de mi parte para poder mejorarme.
Cuando llegue a casa me encontré con una muy bonita sorpresa, Mariela estaba aquí, al abrazarla ella se puso muy contenta, viajo aquí para entregarme un premio que me había ganado por mi pintura y también para mostrar sus condolencias, ella no sabía que estaba embarazada lo cual fue una sorpresa, me trajo un regalo ya que sabia que hoy era mi cumpleaños, lo voy abriendo y veo que era un cuadro pintado por ella de una foto que nos sacamos Julian y yo en Madrid, era muy hermoso, me emocioné al verlo.
-No quería hacerte llorar, querida- decía con culpa.
-No es de tristeza, me emocionó- confieso
-Es el mejor regalo que me pudiste haber dado, te quedo precioso muchas gracias por todo- la abrazo.
-No hay de que bonita- respondió.
Seguimos hablando y me dio la oportunidad de que cuando mi hija estuviera más grande ir a visitarla ya que el la asociación me estimaban mucho.
-Mariela, en serio, muchas gracias por todo, eres una gran persona- le digo.
-Tu también lo eres- responde.

Antes y DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora