Capítulo Uno: Memories.

216 11 2
                                    

Cuando crees que todo va perfecto, la montaña rusa de tu vida anuncia el descenso. No estamos preparados para la adversidad, la única opción que nos queda es afrontar la situación con el corazón roto en mil pedazos. Lo primero que culpamos es el día, el clima, o simplemente a quien se nos ponga enfrente. Pero, han escuchado la siguiente frase: "Somos arquitectos de nuestra propia destrucción"?, suena descabellado, pero este ultimo tiempo lo he podido comprobar.
********************************

Desperté a las 5 de la mañana exaltada, quizás fue otra pesadilla, no le tomé importancia. Traté de conciliar el sueño pero fue inútil, me levanté al baño, me lavé la cara y tomé unas pastillas para dormir.
El despertador casi me da un ataque, 7:30 a.m, debía ir a trabajar, estoy atrasada. Ni supe como me levante, me vestí y salí. Estaba muy frío, lo cual me abrigué bastante y me compré un café ya que no alcancé a desayunar.
Llegué al trabajo y ya quería irme, es una sensación tan desesperante llegar aquí, odio las personas que están aquí, la labor no es tan mala, pero la gente es tan entrometida. Trate de que el día se me fuera ameno y me concentré 100% a mi labor. Ya era hora de irse y se puso a llover a cántaros, y yo no había traído un maldito paraguas. Tampoco tenía dinero para un taxi, aparte mi departamento quedaba a no mas de 5 cuadras de aquí, si me mojaba me cambiaba sencillo.
Armé valor para salir y me fui caminando rápido, y derrepente se me acerca un auto y baja la ventana.
-Señorita la llevo?- dice aquel hombre que manejaba.
-No, gracias no se preocupe- dije cortante.
-Señora no sea orgullosa y venga no se moje, no le haré daño- rebate.
-En serio muchas gracias pero no- dije y veo que el señor se baja de auto y me toma de los brazos y me lleva hacia el auto.
-Valla que sin respeto, como yo se si usted no es un violador o un asesino?- le hablé.
-Tengo cara de serlo?- me responde con una sonrisa cálida.- Dónde la llevó?
- Muchas gracias pero, en serio me bajo- voy a abrir la puerta y el le pone seguro automático y se ríe.
-Señora no sea tan pesada digame donde la voy a dejar y ya está, por favor.- dice riéndose de mi.
-Primero no soy señora, segundo no soy pesada y tercero como puedo confiar en usted si lo conozco hace 3 minutos?- le contesto seria.
-Es muy chistosa, señorita, perdón mi nombre es Julian, su nuevo taxista.
-Pues llevame a mi casa luego por favor, no me secuestre.- se ríe de mi, que grosero.
Le indique donde y llego afuera del edificio.
-Aquí estamos, no soy secuestrador, violador o un asesino, a la puerta de su casa.
- Lamento decirte que no tengo dinero para darte - le dije.
- No por favor, como se le ocurre pagarme, si con una condición puede bajarse, si me da su número de teléfono.-
-Qué desubicado es usted, por favor, es un acosador, en serio me da miedo, abra la puerta o rompo su vidrio- le advertí y seguía sonriendo, no sé qué le causaba gracia. Accedí a darle mi número ya que quería salir de ahí pronto y abrió el seguro.
-Gracias caballero.- y le cerré la puerta en la cara.
Entré al edificio y corrí hacia mi departamento, estaba toda empapada, me fui directo a la ducha, me puse pijama y suena mi celular, un mensaje de texto.
"Señorita no quiero pecar de acosador, pero podría saber su nombre"
Que fastidio, ahora debía liar con esto más mis problemas personales.
"Mi nombre es Gabriela, y por favor le ruego que no me acose, gracias"
Me sentía rara, me daba desconfianza lógicamente pero se notaba amigable, había algo en él que no me producía ese rechazo instantáneo como otras personas.
"Muchas gracias señorita Gabriela, un gusto conocerla"
Le iba a responder pero para no joderla decidí omitir comentario. Me hice algo para comer rápido y encendí la televisión para ver que estaban dando, como resultado fue un fiasco, la tele cada vez mas mediocre y decidí apagarla.
Eran las 10 p.m. y decidí acostarme, pero no logro conciliar el sueño, hace más de un mes me cuesta mucho dormir, no se que será.
Llame a mis padres y ellos estaban bien, mi madre está preocupada por mi, pero no debe estarlo, estoy bien, supongo.
Decidí tomar de nuevo las pastillas y lograron su efecto. Me desperté al otro día para ir de nuevo a trabajar y Julian pasaría por mi después del trabajo para tomar un café, que forma mas indirecta de ir a un cita, no?
Pues se hizo ya hora de irse y ahí estaba esperando abajo en su auto.
-Que gran gusto de verla de nuevo señorita Gabriela- y me saluda.
-Hola, señor, donde me va a secuestrar hoy?- le dije. -Pues donde quiere ir?- me pregunta.
-Un Starbucks no sería malo.- respondí y a los 10 minutos ya estábamos ahí. Ordenamos lo que queríamos, nos sentamos y derrepente mi cabeza empezó a doler demasiado. -Mi cabeza- le digo y no supe más.
Desperté en un hospital en una camilla con una enfermera haciendo chequeo.
-Que diablos hago aquí?- le pregunto a la enfermera. Un joven la trajo, se descompensó y el doctor ya vendrá a darle su diagnóstico.
Entró el doctor y Julian.
-Señorita Gabriela Holmes, ha estado ingiriendo medicamentos inductores al sueño?- asiento con la cabeza.
-Pues su cuerpo tuvo una reacción adversa al medicamento. No abuse de las pastillas, no debe automedicarse.
-Me siento una tonta doctor, le prometo no automedicarme.- le dije.
-Y usted caballero cuide a su novia, por favor señorita no lo vuelva a hacer.- Julian se puso a reír y yo lo fulmine con la mirada.
El doctor me dio el alta y salí de ahí. Me sentía como si me hubiesen golpeado en todo el cuerpo, me sentía fatal.
-Así que somos novios? - me pregunta él y se ríe. - Hey no te pases, amigo- le digo.
Me fue a dejar a mi departamento, y le pedí si me podía ayudar a subir las escaleras, el tramo del auto me había mareado, y él me tomo en brazos y me llevo hasta la puerta de mi casa.
Me dejo literalmente en la cama y se despidió para irse.
-Te puedo pedir el ultimo favor?-
Me puedes dar un vaso de agua, están en la cocina por favor?- le digo.
Él fue a buscar un vaso de agua y lo dejó en mi velador, también me paso mis cosas y me dejó la receta médica que decía que tenia licencia médica por 2 días.
-Gracias, de verdad gracias- le digo.
-De nada, ya sabes aquí tienes un amigo- me sonríe.
-He sido una maldita contigo, perdón, soy un poco estúpida para mis cosas, gracias por lo de hoy- le doy un abrazo.-No debes agradecer, estoy aquí.- me responde, se despide y se va.
Yo por mi parte como nunca me quede dormida y no supe nada hasta el otro día.

Antes y DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora