Capítulo Quince: Hands of Time

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Mi madre me alimentó y mi padre fue al supermercado, me animé a leer ese libro que me dio el doctor e informarme sobre lo que me está pasando. Debo ir al neurólogo periódicamente y tomar medicamentos psicotrópicos para disminuir las crisis, no podía creer que estaba leyendo esto para mi, me cuesta todavía asumirlo. Es difícil sobrellevar esta enfermedad, las crisis te pueden dar en cualquier momento y situación hay que tener un cuidado único.
Mi padre llego del supermercado y me trajo una revista para entretenerme, aunque sea por un rato.
Los medicamentos eran fuertes, me traían un poco decaída, su función era disminuir la actividad del sistema nervioso central para que no me cause convulsiones. Mi padre me compro una cama más pequeña para que pueda dormir allí mientras que yo les cederé mi cama a ellos y habilitarán el otro cuarto. Habían unas cajas que nunca desempaqué, allí encontré recuerdos cuando vivía con mis padres, entre ellos fotos, recuerdos, cartas de mis vecinos, diario de vida cuando tenia 12 años y un peluche de oso el cual nunca dejaba cuando niña, me trajo muchos recuerdos y memorias de nostalgia, me costó mucho adaptarme a vivir sola y siempre recuerdo mi antigua casa con cariño, abrí el diario de vida y me encontré escritos como "el niño que me gusta me miró hoy en clase", "mis amigas hoy la pasamos increíble" o "mis primos me jugaron una broma y jugamos hasta tarde" entre otros, que inocencia.
Se que hay enfermedades mucho peores y que son terminales, pero en este instante me siento como si hubiese retrocedido en el tiempo, soy dependiente de medicamentos, personas, hospitales, etc, no puedo realizar actividades que antes hacía, debo cuidarme el triple y lo peor es dejar a quien amas, pero se que será lo mejor para los dos.
Me ha llamado pero no me he animado a hablarle, me cuesta hablar con él, lo quiero demasiado, no lo quiero seguir dañando y mucho menos atarlo a mí por lástima.
Fui al parque detrás de mi casa para tomar aire y pensar, miraba a los niños correr, a las familias paseando, lo encontraba maravilloso, cuando uno pasa momentos difíciles valora hasta lo más mínimo, siendo que antes uno las pasaba por alto tratando por conseguir más cosas, decidí ir a visitar a mis amigos del restaurant y me encontré con ellos, había poca gente lo cual estaban desocupados, les conté lo que había pasado y quedaron sorprendidos, me dieron su apoyo y Denisse prometió ir a visitarme periódicamente, me fui de allí porque el local empezó a llenarse y debían trabajar, iba caminando a casa y veo que Julian iba caminando por la calle de enfrente, note que me vio y desvíe mi mirada e hice como que no lo vi, corrió tras de mi y me tomo del brazo.
-Como estás?- preguntó.
-Un poco mejor- le contesto mirando hacia abajo.
-Por favor por lo menos dejame acercarme a ti- me toma la mano y la quito rápidamente.
-Esto te hará mal, por favor, dejemos las cosas como están- y no pude evitar llorar.
-No puedo- dice.
-Te puedo pedir un favor?- pregunto y asiente con la cabeza.
-No quiero que me tengas lástima y por favor rehace tu vida- y me voy caminando rápidamente.
-Yo te amo, no puedo hacerlo- dice.
Seguí caminando y no lo tomé en cuenta, iba llorando y mi padre me divisó de lejos, ya que mi madre lo había mandado a buscarme, me sentía como una niña.
-Que ha pasado?- me pregunta.
-Soy un desastre- y me desato en llanto.
-Tranquila cariño, no lo eres- y me da un abrazo.
Caminamos a casa y cuando llegué debía tomarme el medicamento, me traía un poco sedada y odiaba esa sensación, debía acostumbrarme a mi nueva realidad, la odiaba pero no puedo hacer nada.

Antes y DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora