Capítulo Diecisiete: Try

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Llame al psicólogo ya que había dejado su tarjeta en mi velador, le ofrecí disculpas por lo mal que me porté y quedo de venir más tarde, aceptaría su ayuda ya que yo sola no podre superar mi situación.
El golpe que me di en la crisis pasada me dolía mucho, el moretón se expandía y tenía una coloración amarilla, debía acostumbrarme a esto.
Llegó el psicólogo y conversamos de diversos temas, le dio énfasis a mi enfermedad.
-Lo que estás pasando es la aceptación de tu enfermedad, es fuerte enterarse de pronto y no hay poder de reacción, sólo odio y sensación de injusticia en ese momento.
Lo escuchaba atentamente y le encontraba razón, son etapas de la enfermedad. Pero eso no me dolía tanto como tener que abandonar a Julian.
-Cree que hice bien en dejarlo?- pregunto.
-Eso dependerá de ti- vaya que con respuesta se aclara todo,pienso sarcásticamente.
Seguimos conversando hasta que se fue, me sentía un poco más desahogada pero igual seguía con esa sensación de intranquilidad.
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Llevo semanas en tratamiento con el psicólogo y me ha ayudado bastante, es inexplicable la mejoría anímicamente hablando, me siento mejor, he pintado ciertos cuadros, mis padres están felices por mi y creo que todo marcha bien, me di cuenta que el mejor remedio es la fuerza de voluntad, supera a cualquier medicamento o terapia, uno debe luchar hasta el final y salir adelante como sea.
Los remedios me los han ido alternando ya que he sufrido crisis consecutivas y puede que mi cuerpo se acostumbre a los medicamentos, esta tarde iré a mi doctor, me asusta saber que algo puede marchar mal cuando me estoy mejorando.

-Señorita Gabriela, de acuerdo a los exámenes y los análisis es posible que se deba hacer una intervención quirúrgica- dijo.
-Eso mejorará algo?- pregunto.
-Puede que las crisis disminuyan entre 30% a 90%- dice.
-Varía según cada caso?- pregunto.
-Exactamente, su caso es complejo y de alto cuidado, primero se haría un seguimiento previo a la operación y luego se ejecutaría- explica.
y se vino la gran pregunta a mi cabeza:
-Cuánto es la probabilidad de que salga mal?- digo secamente.
-Las posibilidades son altas, puede causar una anomalía cerebral o secuelas.
Cuando todo iba bien, mi suerte se desmorona, tipico de mí, mi madre quedó impactada con la noticia y salí corriendo de la consulta, hacía mucho frío pero no me importó, caminé, caminé y caminé sin rumbo, eran las 7 de la tarde y se me ocurrió llamar a Samuel, el me podría ayudar.
-Gabriela, que pasa?- dice desde el otro lado del teléfono.
Le expliqué la situación y también quedó impactado, sentía que mi tiempo estaba contado aquí, me apestaba la idea morir joven, sola, con sueños frustrados y un montón de cosas que nunca podría cumplir, al final corté el teléfono y me quede sentada en una escalera de entrada de departamentos, me odiaba, a lo mejor la operación lo haría más fácil, morir inconscientemente sin dolor, todo el avance que tuve, lo retrocedí tres veces, caminé hacia casa para no volver a preocupar a mis padres ya que más mala hija no pueden tener, llegué a casa y mis padres no estaban, recordé que mis pastillas las tenia mi madre en su habitación, no las encontraba por ninguna parte, hasta que abro su closet y tenía una caja encondida tras su ropa, la abro y me encuentro con una sorpresa, eran cartas de Julian para mi madre, no entendía nada, las leí y creo que ella le informa acerca de mi enfermedad y ella no me ha contado.
Sentí rabia y decepción en ese momento, dejé todo la cual como estaba y seguí buscando mis pastillas hasta que las encontré, me quede pensando en aquellas cartas y los recuerdos se me vinieron a la cabeza, me sentía destrozada, pero a la vez con cierta ilusión de que él sabía de mi, las postales y la dirección no eran de la cuidad y por conclusión el no está aquí, me pregunto si tendrá otra mujer,si ya me olvido, pero reprimir esos pensamientos.
Llegó mi madre y la llamé.
-Por qué no me dijiste?- le pregunto y ella mira confusa.
-De qué me hablas?- dice.
-Te mandas cartas con Julian sobre mi? No pensabas contarme?- digo enojada.
-No es bueno para ti esto- se excusó.
-Te acuerdas de la vez que Rebeca me vino a dejar a casa? Fui a buscarlo, tu sabías, y no me dijiste nada?- y mis lágrimas corrían por mis mejillas.
No contestó nada y siento que caigo al piso, me desmayé. Desperté en mi cama y con mis padres al lado, mi padre me explicó que no había tomado mi pastilla y que por eso había sucedido, no le tomé importancia y seguí durmiendo.

Antes y DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora