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-Antes de leer.
La letra cursiva, significa el tiempo actual narrado por mila.
Letra normal, sig. Tiempo pasado narrado por mila.-
Piérdeme el respeto.
0I. caímos como dos tontos al amor.
-La situación es...... que me he enamorado. De un hombre siete años mayor. Al principio no supe cómo reaccionar a eso, cometí estupideces, como mandarle cartitas como niña de primaria. Lo admito fue tonto, pero irónicamente funciono, atraje su atención. Y un poco más que eso. Nos enamoramos. Caímos como dos tontos al amor, nada estaba destinado a salir bien. Ninguno de nosotros estaba destinado a salir victorioso al cien por ciento. Él por ser mayor y salir con una adolecente hormonal. Y yo por regalarle mi corazón, sabía que no lo iba a tener de vuelta, estaba bien con eso, no lo quería de regreso, sabía que no iba a amar a nadie como él, y no me importó. Aún sigue sin importarme... lo amo.
-¿Quieres contarme como sucedió todo eso?
Fije la vista en la persona frente a mí, sabía que no le interesaba nada de lo que había dicho. Ni de lo que iba a salir de mi boca. Y a mí no me importaba tampoco, solo quería sacarlo de mi pecho, quería salir de aquí.
Ir a buscar al amor de mi vida y ser felices.
Aunque la felicidad quedo atrás esa noche donde todo lo que amaba desapareció frente a mí.
-Uhm...Bien... Estaba cursando el último año del instituto, y ningún chico de mi edad me gustaba, ninguno de ellos lograba atraer mi atención. Sabia de quién era la culpa. No recuerdo la fecha exacta, solo recuerdo haber estado......
++
Ugh, sábado por la noche y a mi madre se le ocurre castigarme. Avente mi celular en la cama, terminando de textear con Niall, sobre mi castigo y sobre no acompañarlo a la fiesta que se celebraba esa noche.
Me acerque a la ventana, a mi lugar preferido en la habitación, me gusta el viento sobre mí, mientras leía un libro o hacia alguna otra cosa. Pero esta vez, alguien llamó mi atención, mi vecino Harry. El usaba una camisa sin mangas, un pantalón corto de mezclilla y tenis deportivos. Pude ver los tatuajes que dejaba a la vista pública, mientras el hacía unas lagartijas en el piso de su patio. El sudor le escurría por la frente haciendo que su pelo se le pegara por las mejillas, tenía el ceño fruncido y parecía que hablaba consigo mismo. Se levantó de un salto y se encamino a la bolsa de boxeo, que colgaba de un árbol. No sé cuándo tiempo me quede ahí observándolo golpear la bolsa, pero me cautivo.
