!!La chocolateria esta abierta,pase por favor!!

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- ¡Touya!- gritaba Red,desde las escaleras,un poco impaciente.- ¡Touya,baja,por favor! - volvio a llamar.

-¡Ya voy, ya voy!- respondió el mencionado.

Touya bajaba por las escaleras, con un notorio gesto de molestia en su rostro, mientras se rascaba la nuca.

-¿Qué hacias que era tan importante?- preguntó Gold, con un sonrisa burlona.

-Leía- respondió Touya, ignorando la vulgar sonrisa que mostraba su hermano.-¿Qué necesitabas, Nii-san*?

-Que cuides la tienda.

-¿Eh?

-Gold y yo saldremos a comprar ingredientes para los chocolates. ¿Podrás hacerlo, Touya? ¿O llamo a Soo*?

-N-no hace falta- respondió, soltando un suspiro-. Cuidaré la tienda.

-Gracias, Touya- sonrió Red. Touya correspondió el gesto.

-Tengan cuidado, por favor.

-No te preocupes. Nosotros somos lo que deberíamos estar mortificados. Contigo cuidando la tienda...- bufó Gold.

-Vete al demonio- respondió Touya, irritado.

Gold se echo a reír. Red le dió un codazo a éste último y Touya lo agradeció, a veces Gold era muy pesado.

Red y Gold salieron de la tienda mientras Touya se despedia de ellos moviendo su mano de un lado a otro. Veía como se alejaban por el pasillo de casas y locales. Algunos abiertos desde la madrugada, otros que apenas abrían y pocos cerrados, si acaso uno o dos pares.

Se había quedado solo en la tienda y aunque no fuera la primera vez que lo hacía, se sentía extraño estar en aquel ambiente tan distinto de su cuarto. Lo único igual era el delicioso olor a chocolate que impregnaba el sitio. Era hermosa la decoración. Vitrinas de madera pulida, las estanterías eran doradas y plateadas, las paredes color grisaceas y el suelo de alfombra tinta, y varios ramos de flores blancas en las esquinas y al lado de la barra donde él estaba, parado, esperando a que un cliente entrará.

Miró el reloj de su muñeca, las 2:06.

- Hmmn. Los clientes no tardarán en llegar, por lo general a estas horas el local está concurrido. Sólo espero que por favor, si eso llega a pasar conmigo aún aquí, no morir derretido por el calor. El recuerdo de ese día prevalece.

Era un típico sábado en la tarde. Red lo había llamado como hace unos momentos y él había bajado. Se sorprendió al ver la enorme cantidad de gente que estaba presente en el local. Y hasta se había percatado de una señora que le daba codazos a otra sólo para agarrar un par de chocolates blancos con arandano. Los únicos días que estaba así eran los fines de semana y los días festivos, como San Valentín, el Día Blanco o la Navidad.

-Ayudanos un poco, Touya- había dicho Red.

-C-claro, ¿en qué ayudo?

-Atiende a las personas del otro lado de la barra, que Gold no puede con todos.

-Vale.

Caminó hasta estar al lado de Gold y empezó a atender a la clientela.

-Muchas gracias, Touya- le dijo Gold con una sonrisa-. Sí, señor, ¿gusta probarlos?- dijo ahora a un señor con traje en frente de él.

-Chico- lo llamo un señor regordeto, vestido con un traje gris.

-Dígame, señor, ¿qué se le ofrece?- preguntó Touya, embozando su mejor sonrisa. Estaba sudando, se sorprendía que con el calor que hacía no se derritiera el chocolate.

La chocolateria pokemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora