Silver no se tragaba lo que había escuchado de la boca de Gold hace tan sólo unos segundos. Todo era tan surrealista. Y por eso hacía lo que hacía.
Pellizcaba las mejillas, rojas, de Gold mientras éste se quejaba y trataba de soltarse.
-¡Ejame!- gritaba Gold- ¡Que me sueltes, idiota!
Silver lo dejó y lo siguió observando. Se masajeaba las mejillas, rojas ahora del pellizco y de la vergüenza, adoloridas.
-¿Qué te pasa, idiota? Eso me dolió- se quejó Gold.
-Perdón, perdón. Pero simplemente no me tragó todo esto- explicó. Gold lo miró, entre confuso e irritado-. ¿Cómo es que cambiaste de opinión tan rápido? La última vez me rechasaste.
-No te rechazé- dijo, inflando sus cachetes como un niño-, pero tampoco te dije que sí. Y eso no es lo mismo.
»He estado pensandoló, Silver. Y mucho, incluso hablé con Touya, aunque no es de mucha ayuda eso, ¿no?- sonrió, divertido-. Cuando estoy a tu lado siento como si todo a mi alrededor estuviera tan lejano, como si las personas sólo fueran sombras y sólo tu y y existieramos. Eso también lo sentí aquella vez que me cargaste hasta aquí desde el bar, y a pesar de que las personaa nos observaban, eso no me importaba. Me sentía feliz. Sentía una calidez que nadie más me ha dado, ni siquiera Red, o mis padres cuando vivían. Es algo que sólo siento contigo, a tú lado. Y es por eso que hasta ahora te doy mi respuesta. Y acepto, Silver. Yo... Yo te amo.
De un rápido y eficaz movimiento, Silver colocó a Gold en aquel sofá que lo había visto todo las demás veces. Pusó sus manos a cada lado de la cabeza de Gold, y entrelazó sus piernas con las de él.
-¿Podrías repetirlo?- susurró Silver al oído del contrario, haciendo que se estremeciera.
-Y-yo... Ahh... Te-te... Te amo.
-Gracias- dió un leve beso en los labios de Gold, y éste hizo de ese beso casto, uno apasionado y largo. Al final terminaron cansados, con los labios hinchados y faltados de aire en los pulmones. Se separaron-. Vaya, vaya, ¿siempre has sido tan atrevido?
-¿No lo demostré las dos últimas veces?- respondió, sonriendo de lado.
-Sí. Lo hiciste. Y ahora...
-¿Qué? ¡A-Ahh! N-ngh, ¡no! No... toques... ahí... Ahh...
Silver había metido la mano bajo el pantalón de Gold, tomando su miembro y masturbandoló. Los jadeos, gemidos y sonidos que producía Gold, ahora, no como otras veces, eran más sexis y lindos. Sería que ahora eran pareja, o tal vez sólo era imaginación de Silver.
Tomó la barbilla de Gold y lo besó, metiendo su lengua en la boca del contrario, iniciando un baile humedo y sonoro. Gold gemía a cada rato, estremeciendose. Era tan lindo.
-Gold... Yo también te amo- susurró Silver.
-¡Ahh! ¡N-no! ¡Mghn! ¡M-me-! ¡Me vengo!
Gold se corrió en la mano de Silver, adentró de su pantalón. Probablemente tenga que lavarlo después. Que fastidio.
-Eres tan lindo, Gold- dijo Silver, acariciando la mejilla de Gold, con delicadeza. Éste sonrió, de una forma dulce y cálida, una sonrisa que nunca antes se había podido apreciar en él-. Y también bastante sexi- lo abrazó.
-Gracias. Me lo dicen todo el tiempo- bromeó. Ambos se echarón a reír, hasta que se quedarón dormidos y abrazados en el sofá.
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La chocolateria pokemon
Фанфик¡Bienvenido a la Chocolatería Pokémon! Aquí te presentamos 3 historias de amor, que esperamos disfrutes. ¿Qué chocolate prefiere? ¿Amargo, dulce, blanco, negro? ¡Hay de todo! Menú: • Chocolate blanco. Puro. La empalagosa historia de Touya, al enomo...