parte 7 :3

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Despertó. ¿Cuánto tiempo había dormido?

Miró la hora en su celular, sus ojos aún no enfocaban lo suficientemente bien para ver el reloj que colgaba en la pared.

Las 7:47, decía.

Tardo en reaccionar, pero reaccionó.

Se levanto de golpe. Dijo que iría a recoger a Touya y podría llegar tarde. Menos mal que el cerebro hizo los calculos automaticamente o Touya ahora mismo estaría en manos ajenas que...

Otra cachetada mental. ¿En que clase de cosas pensaba? ¡Maldito enfermo!, se dijo a sí mismo. También se hubiera llamado un "shota/lolicon pervertido", pero Touya ya era un adolescente, así que no tenía caso seguir echándose basura.

Hizo a un lado las mantas que lo cubrían, aunque no se había tapado. Bajo de la cama de un salto, se "peinó" y salió corriendo. El instituto desde la tienda y casa de Touya quedaba cerca, a 5 calles. Pero desde la suya, quedaba mínimo a 15 minutos. No era mucho, era consciente, pero esos 15 minutos, con lo tarde que había despertado, eran cruciales.

Ahora corría con todas fuerzas que tenía, le dolía el rostro. El maldito aire frío lo estaba golpeando.

Lo tomó como un castigo por dormir tanto.

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Silver, aún con un Gold medio ebrio en brazos, trato de abrir la puerta de la casa. No hizo gran esfuerzo, pues estaba sin seguro.

"Otra vez no cerró. Que tonto llega a ser a veces, en serio", pensó Silver, empujando la puerta con su hombro derecho.

Una vez adentro, cerró la puerta con el pie y dejo a Gold recostado en el sofá. Él se sento a su lado.

Gold lucía bastante provocador así. Con un brazo en la frente, la boca semi-abierta, su respiración agitada y la cara roja de tanto beber. Sino fuera porque él estaba despierto, Silver se hubiera avalanzado sobre él para besarlo. Pero también sería un error. Gold aún no lo había perdonado y si hacía otra estupidez más, nunca lo haría.

-Me siento horrible- dijo Gold, incorporándose en el sofá-, ¿me puedes traer un vaso de agua, por favor?

-Claro- Silver fue a la cocina y volvió con un vaso de agua, que fue a parar a las manos de Gold-. Me sorprende que no pidieras una lata de cerveza.

-No soy tan imbécil como aparento- dijo, dándole un buen trago al vaso.

"¿Así que eres conocedor de tu idiotez?", pensó Silver, con una sonrisa.

-Gracias por todo- susurró Gold.

-No importa- dijo Silver, mirando hacia otro lado, evitando total contacto visual con Gold.

-Silver- llamó.

-¿Sí?- volteó.

-He estado pensando, sobre lo que me dijiste en la mañana. El perdonarte... Yo... Antes de hacerlo, quisiera que me contarás todo. No logro recordar gran cosa.

-¿Hasta dónde recuerdas?

-Donde te pedí que jugaramos y...- bajó la cabeza, sonrojado, no por el alcohol, sino porque no encontraba las palabras adecuadas para describir aquella situación- cuando tú... B-bueno...

-Ya- lo interrumpió Silver. No quería seguir escuchando a Gold hablar de manera tan vacilante y... linda, hasta cierto punto-. Después de que me pidierás jugar contigo diste un brinco y me abrazaste por el cuello -aún me duele el como me agarraste- y empezaste a cantar. Te volví y a prenguntar que quería jugar y respondiste... "Papá y mamá".

La chocolateria pokemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora