8 días antes: parte 2

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—Cuéntame de ti —Ruth se sorprendió.

—¿Sobre mí? —se lo pensó un poco —. ¿Qué quieres que te cuente sobre mí?

—Lo que sea.

Ruth sonrió. Shiloh se estaba portando demasiado amable con ella. Pensó que este día iba a ser muy aburrido, pero Shiloh la sorprendió. Usualmente no le hacían preguntas sobre eso. No sabía que responder.

—Pues...

Ruth volvió a darle una mirada rápida a Shiloh. Él no se tragaba las mentiras. Parecía un auténtico Veraz, sabía cuando las personas mentían. Lo malo es que él sabía mentir, y no se le notaba.

Ruth dejó de caminar y pronto Shiloh la imito.

—Agh, ¿para qué voy a mentir? ¡Soy una persona terrible!

Se lanzó contra Shiloh. Él se quedó atónito. Ruth sollozaba y emitía ruidos extraños al inhalar. Shiloh se quedó parado ahí, sin moverse. Ruth podía ser mala, zorra, competitiva, mal agradecida, grosera y muchas, MUCHAS, otras cosas más. Pero tenía sentimientos, justo como los demás (raro, ¿no?), y Shiloh no soportaba verla así.

Puso sus manos alrededor de sus hombros y la levantó de su pecho delicadamente. Ruth lo vio a la cara. Se le había corrido todo el maquillaje. En pocas palabras, parecía mapache. Lo cual no era malo, así se veía menos fea. Shiloh sonrió.

—Vamos a casa, ¿quieres?

Y cuando decía a casa, se refería a la casa de Shailene. Lo bueno, estaban cerca de casa. Lo malo, se le había corrido todo el maquillaje y tenían que caminar unas cuantas cuadras.

Shiloh introdujo las llaves en la cerradura. Abrió la puerta y Ruth salió disparada al baño.

+++

—¡Ahhh! ¡No lo soporto más! ¡Quítamelo, Theo! ¡Quítamelo que me pica! —exclamó Shailene tras el vestidor.

Theo volteó a ver a la empleada de la tienda y le lanzó una sonrisa forzada. Sin mas, entró al vestidor y encontró a Shailene rascándose su cuello, espalda y brazos. Trató de no reír, así que se mordió la lengua con fuerza.

Shailene se volteó y localizó a Theo. Él se dio cuenta, así que se puso serio. Theo la miro y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

—Wow —musitó —. Te ves... preciosa.

Eso sí que no se lo esperaba Shailene. De pronto la picazón se le fue. Aunque no tardó mucho en regresar y con ellos su amargura.

—No me importa si me ves preciosa o no —cuando sí le importaba —, quítame este vestido del demonio —que en verdad necesitaba que se lo quitaran.

Theo se acercó a ella con una gran sonrisa pícara. Pero recordó que estaba comprometido. Que dentro de poco se casaría. Y que si le quitaba el vestido tal vez la podría ver en ropa interior. Y si la veía en ropa interior, la besaría. Y si la besaba, luego vendría la parte buena. Y eso no se hace cuando uno está comprometido. Pero pensó, ¿cuándo respeto las reglas? Respuesta: desde que ya no tienes oportunidad con Shailene. En conclusión, no podía hacerlo. No podía quitarle el maldito vestido sin tener las ganas de besarla y lo que viene después sin arruinar la relación con Ruth.

Little intruderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora