2 días antes: parte 3

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El rostro de Theo palideció. La oración seguía repitiéndose dentro de su cabeza. Sentía dolor de una manera que no podía explicar. Un nudo en su garganta le impedía hablar. No pensaba con coherencia. Parecía que todo estaba perdido. Nada iba a impedir que se alejara de Ruth. No podía dejarla. Ahora más que en cualquier momento necesitaba de él, para que ambos cargaran con el peso de la verdad.

Un grito inhumano llenó la habitación. Todos, exceptuando a Shiloh, estaban en shock, tanto sea por la noticia o por los desesperados llantos de un padre que acababa de perder su luz. Había algo que era más importante que Shailene para Theo. Y ese era su hijo/a. Abandonaría todo por él/ella. Shailene sabía de eso muy bien.

Nadie sabía que decir. Se dedicaban en observar a Theo quebrándose pieza por pieza. A Shailene se le escapaban lágrimas pequeñas. Era ridículo decir que las palabras te hirieren con tanta facilidad.

—Yo... Lo lamento —susurra Shai para Theo y Ruth.

Y eso hace que Theo se eche a llorar de una forma más desesperanzada. No había nada que decir, pero de todos modos abrió la boca.

De inmediato Shailene abandonó la habitación y trajo a jalones a Shiloh para dejarlos un momento a solas. Eso era algo que debían arreglar Ruth y Theo, no ellos.

—¿Por qué tan triste, querida? ¿Esto no era lo que querías? —pregunta Shiloh con una sonrisa retorcida.

Las palabras la apuñalan.

—No lo sé. Ni siquiera sé que quería al final, pero definitivamente no era esto —logra admitir con la voz quebrada. Lágrimas se resbalan por sus mejillas y aunque parecieran inútiles, la ayudaban a dejar todo ir —. Yo soy la intrusa, no ella. Yo no tenía el derecho de arruinarlos de esta manera. Nadie tiene el derecho de arruinar a un par de personas de la manera que yo lo hice. Soy un monstruo.

—Y eras el menor de todos los monstruos —agrega con una risilla —. La intrusa más pequeña —Shiloh se queda pensando un poco atontado hasta que la idea le salta a la cabeza —. ¡Lo tengo! ¡Eres tú la pequeña intrusa de todo esté lío! Y fíjate en la ironía, Ruth es pequeña de estatura pero grande de intrusa.

Shiloh no era bueno consolando. Claro, menos en estas condiciones. Shailene se recarga en la pared más cercana y se deja resbalar por ella. Ambos podían escuchar los sollozos de la pareja encerrada en la habitación.

Luego de una media hora por fin se escuchó silencio. Era agradable. Desafiante, porque podría definirlo todo. O podría Ruth salir de la habitación o...

—Espera un segundo —dijo Shiloh un poco más cuerdo, pero no completamente —, ¿escuchas eso? Suena como... como si se estuvieran besando. Sip, todo está de vuelta a la normalidad.

Trata de sonreír. Pero sabe que eso significa que tendrá que decir adiós.

Little intruderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora