DOS

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Otro chico se incorpora en el salón.
El silencio se va y todos regresan a sus platicas.
Un minuto después alguien aplaude dos veces muy fuerte que llama nuestra atención.
- Jóvenes siento interrumpir sus platicas pero es hora de comenzar la clase. - Dice con voz firme y clara el chico que pensé era un estudiante más.
Todos estamos realmente sorprendidos.
- Comenzaremos la clase presentándonos, lanzaré una pelota al azar y al que la tome quiero que se ponga en pie, me diga su nombre y edad. Comenzaré yo para dar el ejemplo. -
Saca una pelota pequeña de color rojo y comienza a hablar mientras la pasa de una mano a otra.
- Mi nombre es Alexander Miles y tengo 25 años. -
Todo el salón se llena de asombro y las chicas empiezan a murmurar y reír, pues para ser sincera es un hombre bastante atractivo. Alto, fornido, elegante, y su barba de candado de tres días hace lucir muy bien su blanca y perfecta sonrisa.
Agito mis pensamientos y me concentro justo en el momento en que América me lanza la pelotita. Es mi turno.
Pierdo un poco el equilibrio al levantarme y casi caigo pero Aaron estira su mano y me toma de un brazo.
- Gracias - le susurro y le dedicó una sonrisa tímida.
Continúo - Mi nombre es Sofía Myler y tengo 18 años, bueno, en realidad...-
- En realidad, no me interesan tus explicaciones, sólo pedí nombre y edad, aprende a seguir indicaciones - Me quedo paralizada con la boca abierta. Nunca había permitido que me trataran así y ésta vez no sería la excepción.
- ¿Qué esperas?, pasa la pelota, no tengo tu tiempo -
Se que esto podría causarme problemas pero no me importa. Puedo sentir como el enojó llena todo mi cuerpo y es cuando por fin suelto todo.
- ¿Qué te crees? -
Puedo oír la suplica de América, ella me conoce perfectamente y sabe qué estoy a punto de hacer. La ignoro y prosigo.
- No soy la clase de chica que tu crees que puedes manejar a tu antojo, tu no puedes ir por la vida humillando a todo aquel que se cruce en tu camino. Eres un egocéntrico, eres un patán -
Tomo mis cosas rápidamente y me encamino a la puerta.
- Adelante, vete, pero te advierto, si cruzas esa puerta haré que cada minuto en esta escuela sea una pesadilla para ti. -
Suspiro fuerte.
Me volteo y me dirijo hacia el. Me coloco en frente.
- No te tengo miedo. -
Salgo del salón y azoto lo más que puedo la puerta.

FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora