TRES

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Fuera del salón puedo sentir como mi cuerpo se relaja. Me recargo en la pared, tomo aire una y otra vez hasta que mi pulso vuelve a ser tranquilo.
Reviso mi horario, el que me han entregado esta misma mañana y para mi suerte tendremos el almuerzo.
Lo mejor que puedo hacer ahora es caminar hasta el patio que se encuentra frente a la cafetería y esperar allí a América. No quiero estar aquí a la hora de salida.
Suena el timbre y cinco minutos después puedo ver a América corriendo hasta donde estoy yo.
- Felicidades señorita, tu gran hazaña es el tema principal en las platicas de toda la escuela - lo dice con una gran sonrisa en el rostro que me contagia.
- ¿Qué ha pasado cuando salí? ¡Cuéntamelo todo! -
- Bueno te cuento camino a la cafetería que muero de hambre. -
Todos los que han llegado dirigen sus miradas a mi y empiezan a murmurar. Me siento algo mal y prefiero dirigir mi atención a América que ya comenzó a hablar.
- Bueno, te cuento, después de la discusión no te quitó los ojos de encima hasta que estuviste fuera, después sonrío y apuntó algo en su carpeta. Debo decir que en su sonrisa asomaba algo de malicia, creo que se vengará Sofía. -
-Si, lo hará, me lo advirtió, pero jamás podrá conmigo, de eso puedes estar segura Mare - lo digo de una forma segura, por que lo estoy. El quiere jugar y yo le seguiré el juego. Veremos quien gana.
Hemos llegado a la entrada pero América me detiene.
- ¡Oh! Te tengo otra noticia más, los maestros almuerzan a la misma hora que nosotros. -
- Que bien, no le veo nada de malo - sonrío.
- Si bueno, pero el problema es que, lo hacen en el mismo lugar. -
Justo cuando dice la última palabra alguien abre la puerta.
- Así es, creo que después de todo no se ha salvado de mi esta mañana señorita Myler. -
Sonríe mientras hace un gesto para que entremos a la cafetería.
América entra primero y trato de seguirla pero el profesor Miles me toma por el brazo.
- Tu vendrás conmigo. El Director Sanders solicita tu presencia justo ahora. -
- ¿Está disfrutando esto señor Miles?-
- Por favor sólo llámame Alexander, no estoy tan viejo. -
Solo me queda rodar los ojos y dejar que me dirija hacia la dirección.
Llegamos a un salón bastante amplio y muy bien iluminado.
Hay estantes llenos de libros, en el centro, frente a un ventanal, está un escritorio de madera oscura muy elegante y detrás de el se encuentra un señor de aproximadamente cincuenta años con las manos entrelazadas sobre el escritorio.
- Adelante, tomen asiento. -
Como si no fuera ya bastante humillación, Alexander retira un poco la silla para que yo tome asiento, lo miro fríamente y el sólo sonríe.
- Bueno, diga que fue lo que pasó profesor Miles. -
- Esta joven está aquí por cuatro motivos, número uno, no obedeció las indicaciones que se le dieron, número dos, ha querido pasar encima de mi autoridad, número tres, me ha levantado la voz frente a toda la clase y número cuatro, abandonó el aula sin permiso. -
Realmente quiere vengarse, puedo ver en sus ojos como disfruta este momento.
- ¿Tiene algo que decir señorita Myler? - las miradas de ambos se dirigen a mi.
- No, no tengo nada más que decir, lo que el profesor Miles dice es completamente cierto - no le quito los ojos de encima a Alexander ni un segundo, no quiero que piense que ha ganado.
- Siendo así me temo que tendré que ponerle una sanción por sus actos. -
No me importa cuales sean las consecuencias, fue un momento que disfruté bastante.
- Tendrá que cumplir con tres horas extras de la materia de Inglés diariamente por un mes. -
- Pero... - Comienza a decir Alexander, está claro que no era su plan y mucho menos el mio, más tiempo con el es lo que menos deseo.
- ¡No, no puede hacer esto señor director, es demasiado tiempo, tengo otras tareas que realizar! -
- Lo siento señorita Myler, comienza a partir de hoy. Ahora regresen a sus horarios. -


FINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora