Una de las preguntas que siempre me hago es ¿Que será de mi más tarde? Que pasara en el futuro, de que trabajare de grande, si voy a tener hijos o voy a vivir como las abuelitas de la televisión con muchos gatos y un olor a caja de arena impregnado en la piel. Nunca se sabe que va a pasar con uno, si vamos a morirnos mañana o dentro de diez años o seremos infinitos, yo no quiero ser lo que todos quieren, no quiero ser famosa, no quiero que el mundo alabe mi nombre y este mi rostro en posters desgastados y revistas de chismes, quiero ser alguien memorable, esa persona capaz de marcar la vida de una persona, quiero que el mundo escuche todo lo que tengo para dar, quiero que se escuche mi música, mis palabras, mis pensamientos, quiero ser escuchada de una vez por todas, pero tengo un leve problema: Soy la chica rara del instituto...
Termino de escribir mi diario y lo devuelvo a su sitio bajo la cama entre todas mis cosas ocultas. El día estaba apagado, las nubes cubrían el cielo en su totalidad y tal vez luego me arrepienta de ponerme solo un sweater y recuerde las palabras de mama "Cassie estas desabrigada" Pero como siempre llevo el lado contrario de lo que suelen decirme.
Prepare una taza de café y la acompañe de galletas de avena, mama bajo la escalera justo cuando estaba terminando mi desayuno y me beso en la cabeza en forma de saludo.
Laurell apareció en la cocina con el cabello despeinado como lo llevaba siempre y sus zapatillas agujereadas que parecían haber aguantado la segunda guerra mundial. -Quiero veinte, necesito cigarros- dijo con cara de pocos amigos sin siquiera mirarnos, abrió la heladera y bebió leche del cartón, aj.
-Creo tener quince dentro de mi bolsa, aguarda Lau.-
-Cualquiera que te vea así por la calle diría que vives porque robas- Acote mirando que su vestimenta consistía en una remera rota que tenía la inscripción "soy de tu hermana" y unos tiradores verdes.
-Cassandra!- Mamá giro a mirarme, y si las miradas mataran estaría diez metros bajo tierra.
-Pues dile a cualquiera que se pudra, nadie me conoce para juzgarme.- Laurell parecía furioso.
-Oh tranquilo, te conozco, esa vestimenta pega con tus ojos- sobre su mirada sonriendo, no me sentía culpable por tratarlo mal, todo lo que decía se lo merecía. -Bienvenido a la sociedad Laurell, te critican por tus gustos y hasta por como vistes y respiras, disfruta de tu estadía aquí.
-Saldré y no volveré hasta la madrugada, adiós madre- dicho lo siguiente paso por mi lado hecho una furia y solo se fue, dejando todo en silencio.
-Eres mala con el Cassie, tienes que superar y aprender a perdonar los errores de otros.- Por un momento parecía que mamá iba a llorar pero se tragó todas sus emociones y siguió haciendo su desayuno ignorando por completo la escena que acababa de pasar.
-¿Cuándo vuelves hoy mamá? Pregunte lavando la taza y los restos de avena en el plato, cambiando de tema.
-He cambiado mis horas amor, vuelvo para el almuerzo- sonrió tímida.
-Eso no es posible, tu trabajas casi 15 horas, ¿hay algo que se te está olvidando?- mi madre es una médica importante en el Virginia Highland, uno de los hospitales más importantes de Atlanta y debido a su alta experiencia la mayor parte de su día la pasa allí atendiendo heridos, dando niños a luz, en fin, medicina. Ella es como una heroína para muchos, eh perdido la cuenta de los pacientes que se han presentado en casa con tartas de fresas o chocolates en agradecimientos a mama por salvar la vida de sus familiares o de ellos mismos.
-El hospital tiene mayormente complicaciones nocturnas amor, me necesitan por la noche, me han puesto medio día y noche. Si pudieras entenderme, sé que no te gusta pasar las noches sola con tu hermano pero es mi trabajo y...
-Está bien- la corte antes de que pudiera seguir explicándose. –Mamá, es tu trabajo, no me molesta quedarme sola porque hay personas que necesitan tu ayuda en ese hospital, lo comprendo- En realidad, si lo comprendía, pero no lo aceptaba. El que mi madre pase tanto tiempo en su trabajo me fastidiaba, no podía verla nunca y eso me llenaba de bronca pero tenía que entender que era ella quien me daba un techo y trabajaba todos los días para dar siempre lo mejor en la familia.
-Te quiero hija, gracias por tu comprensión... ¿Nos vemos luego si? - mama mordió una tostada y salió vestida con su traje bordo y zapatos blancos, segundos después escuche el motor de su Toyota sw4, eso significaba que otra vez me tocaba llevarme el jeep, no podía quejarme, amaba ese pequeño, era indestructible. El camino al instituto fue tranquilo acompañado de Twenty One Pilots como fondo, empezaba a notarse el movimiento en el tráfico, era la hora en que todos salían de sus hogares para hacer sus rutinas. Encontré lugar en el aparcamiento milagrosamente y eso fue señal de que mi mañana había comenzado bien.
La sala del maestro Mitch estaba tan vacía como mis ganas de participar en ella pero aun así entre y me senté hasta que la clase comenzó.
-Charlotte, esa blusa no pega con tus ojos- Levante la mirada encontrándome con Samanta McCall, déjenme describirla: Es la reina del colegio, es popular, es delgada, es bonita, tiene a todos a sus pies y tiene promedio de 9,5 porque sus padres pagan una alta "donación" al instituto para colaborar, todos sabemos que es para que no reprueben a su preciada hija quien no parece tener suficiencia alguna, de todas formas ella es una grandísima zorra. Y para agregar, mi ex mejor amiga, sí, es cierto.
-¿Sabes mi nombre, para que te inventas otro?- dije frustrada cuando deje el lápiz con el que estaba dibujando. -No te dará más popularidad, vete Samanta, no quiero problemas.-
-Ilusa, estas celosa- con su mano voló su cabello rubio platinado hacia atrás y se sentó tres bancas más atrás de mí. ¡Gracias satanás por alejarla!
-Quiero los cuadernos abiertos en la página setenta y tres.- Mitch entro a la clase sin mirar a nadie, levanto la vista, me sonrió y volvió a bajarla. Sabía que era la única que tomaba apuntes a su clase a pesar de lo aburrida que era. Luego de un rato de charlas intensas sobre cosas aburridas se escuchó al profesor murmurar antes de levantar la vista hacia nosotros, se venía un trabajo, lo note en su mirada. –Voy a hacer grupos de a dos para el trabajo de Proyecciones cubicas.- Si señor, soy una maldita adivina. -Entonces... Marco y Silvia, Esther y Judith, Adam y Paige, América y Daniel, Max y Augusto, Cassandra... bueno a ti te toca con Samanta, creo que eso es todo, alguna duda?-
-Sí, sí que las tengo- Samanta se paró de forma imponente como una diva cualquiera, reí a mis adentros cuando la imagine cantando Barbie Girl, le quedaría fantástico. – ¡No puedes ponerme con esta novata, tan solo míranos! Somos opuestas, exijo un cambio.- Sonrió conforme esperando un buen comportamiento de parte de su maestro.
-Lo lamento Samanta- La campana sonó interrumpiendo su agobiada charla. –Los cambios no entran en mi clase.- Dijo Mitch finalmente desapareciendo por la puerta, mis cuadernos cayeron al piso de forma brusca sobresaltándome
-Voy a destruirte niñita- Samanta se alejó a paso rápido meneando la cadera, su falda turquesa era tan ajustada que hacía que se marque su lencería, puta.
Esta iba a ser una larga semana...
CASSANDRA RUTTLES EN BIOGRAFIA! Quiero aclarar que las imagenes solo son para mostrar como es ella, en esta historia no fuma ni bebe, es una niña buena ;)
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Cassie
RomanceCassie cree que todos estamos en este mundo por algo, que el destino existe y todo pasa porque si. Tambien cree que deberia fijar mas su atencion en sus estudios y no tanto en sus libros. Cassie solo puede confiar en Rose, su unica amiga. Cassie no...