Capitulo 4: Perdona ¿Si?

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"Cada persona es un mundo" Releí la frase que acababa de pintar con aerosoles en las blancas paredes de mi habitación, se veían muy aburridas, mi madre me mataría, daba igual.

Desperté una hora antes de lo habitual a causa de las discusiones entre Laurell y mamá sobre vaya a saber qué. Abrí mi closet y saque una blusa holgada y unos jeans negros sumados a mis converse, no me moleste en ver mi rostro, baje la escalera y sin mirar a nadie abrí la puerta y acompañada de mis amigos audífonos reproduciendo al gran Ludovico Einaudi acompañándome a las divertidas e importantes clases de Química. Iugh, ¿en serio dije eso?

-CASSANDRA!- Fue lo primero que escuche cuando abrí mi casillero y no me moleste en ver quien era porque la única voz que tiene unos fuertes pulmones a estas horas es la de Rose Fickland, mi mejor amiga hombres mujeres y niños.

-¿Qué sucedió niña? Solo me llamas por mi nombre completo cuando has aprobado un gran examen, tu madre te ha prestado el coche o...- fui enumerando con los dedos mientras pensaba mi última opción –Hay no- Tape mi cara con mis manos –Dime que no estás hablando con el idiota de Daniel Grey porque la tercera opción son niños y estas pillada por el-

-El me pidió disculpas Cassie...- suspiro sabiendo lo que se le veía venir pero se mostró sorprendida ante mi respuesta

-¿Sabes qué? Solo no te enamores de él, ni te acuestes con él, ni confíes en él, ni...- fui interrumpida

-Se lo que tengo que hacer Cassandra, solo quiero que me digas que no te enfadaras y me acompañaras cuando quiera verle.- hizo un asqueroso puchero tratando de dar ternura. Casi le vomito encima.

-Solo si dejas de poner esa cara de perro feo porque no te ves para nada linda amiga-

-Gracias, gracias te amo eres la mejor amiga del mundo- dijo sin respirar y de un momento a otro vi a una Rose salir corriendo a los saltos para festejar con el aire que no le reproche nada. Una vez fuera los apuntes de mi primera clase cerré el casillero y gire sobre mis talones topándome con la persona indicada pasando por mi lado y hablando de roma: Daniel Grey.

-Oye tu.- espere pero siguió su camino, aj. –Oye tu Daniel Grey- y el chico paro en seco volteo mirándome con cara de pocos amigos.

-¿Qué quieres niña?- Me miro de pies a cabeza analizándome

-¿Porque me pediste disculpas ayer? ¿Y porque no viniste tú en vez de enviar a tu amigo? Trague saliva y note un cambio de rostro en el chico.

-Me diste lastima, es obvio que llevas algún problema alimenticio, no soy tonto, conozco todo este rollo.-

-Eso es mentira- le corte –No sabes nada- me sentí palidecer, mis manos estaban sudorosas y comencé a morder mi labio ante la angustia que me había provocado su respuesta, ¿Tanta cara de depresiva tenia? Vaya Daniel parece que sabes mucho de la vida.

-Tan solo hace falta mirarte para saber que seguramente le muestras al mundo como te amas y llegas a casa y lloras porque no puedes creer lo fea que eres y seguramente agreguemos que tu...- pensó un momento, yo solo estaba paralizada, nunca nadie me había enfrentado así. – ¿No te cortas?- Dudo y estalle

-No.- agarre mis mangas con fuerza –Y nada de lo que dices es cierto, no sé quién te crees que eres para decirme esto idiota pero ese tipo de bromas son algo pesadas.- le mire seria y enojada

-Te voy a decir algo, estás hablando con Daniel Grey el que se tiró a todas las niñas zorras del instituto, pero solo eso, no hace falta que pienses que soy un delincuente por tener esta fachada, si yo fuese tonto igual que todos, pensaría que tú también eres una delincuente, la ruda de la escuela.- respiro hondo. –pero soy un buen hijo, hermano y amigo, y sé que no le cuentas a nadie tus problemas, asique si quieres hablarlos, no soy psicólogo pero conozco las vueltas de la vida.

-No necesito tus consejos ni tus palabras idiota. ¿Quién se creía que era? –Ayer en la cafetería me demostraste que eres una mierda y te diré algo, no dejare que te tires a Rose. –di media vuelta con intención de huir de ahí pero un brazo atrapo mi muñeca haciendo que mi mundo se desmorone.

-Ahh.- Chille del dolor, en un movimiento brusco me di media vuelta y arañe el brazo que sostenía mi muñeca para apretarla fuerte, sentí al instante un dolor intenso. – ¡Imbécil!- grite y le empuje.

-¿Con que no te cortabas los brazos eh? -Una sonrisa traviesa apareció en los labios de Daniel Grey.

-Te odio.- masculle –no sé porque sabes tantas cosas sobre mi o sobre la vida, eres un miserable pero ya solo no te entrometas en mi camino y problema resuelto.- Lagrimas comenzaron a brotar rodando por mis mejillas y di media vuelta para comenzar a caminar.

-Yo solo ofrecí ser tu amigo niña idiota- enfureció de golpe. –miserable me dices y ¡mírate!, te ves patética intentando ocultar tu figura con ropas 3 tallas más grandes a ti, eres una desagradecida, te estoy diciendo que quiero ser tu amigo, no sabes valorar nada, te dejas llevar por todos los estereotipos de las personas y ni siquiera las conoces- cada vez hablaba más alto –Estas sola que no vez? Tienes a Rose como tu única amiga y con suerte sabe que te disgustas, te ofrecí ser tu amigo, no quiero violarte idiota- suspiro

-Yo no...- pare en seco para reclamarle pero me corto.

-Yo no nada, estas mal y ni siquiera te dejas ayudar- dio media vuelta –arréglatelas sola entonces- dijo y se marchó por los amplios pasillos vacíos. En qué momento había sonado la campana, corrí hacia mi aula correspondiente y entre volando, tome mi lugar y la clase comenzó a los segundos.

"Yo solo ofrecí ser tu amigo" Fue en lo único que pensé en esos 80 minutos, soy una imbécil, y claro, nunca nadie se había dado cuenta de quién era yo en realidad, me odie por unos minutos, ¿porque tengo que ser tan antisocial? Sabía algo y era que Daniel Grey merecía una disculpa a pesar de la forma en la que me había tratado.

-

Las mesas del gran salón ya estaban abastecidas de estudiantes hambrientos, cada cual en su sitio, Rose no estaba en nuestro sitio entonces me senté sola a leer mientras esperaba el final del receso hasta que mi mirada subió y se encontró con una persona a la distancia: Daniel, okey es ahora o nunca Cassie, si quieres tener un amigo más que Rose este es el momento.

-Daniel- llame su atención cuando llegue a la mesa donde se ubicaba, la tensión apareció en mi cuando vi que todos me miraban y claro, era obvio, que iba a hacer la niña rara en la mesa de los "delincuentes"

-¿Tu otra vez? ¿Qué quieres aquí? Me chequeo.

-¿Podemos hablar? Le rogué con la mirada y este se paró y quedamos a dos pasos de la mesa, ni mucho como para que no se escuche, ni poco como para que se entienda.

-¿Si?- espero y al ver que no respondía me apuro –No tengo todo el día- diablos, que difícil es disculparse cuando no tienes amigos a los cuales fallarles.

-Yo, eh, yo...- respire con calma- ¿Perdona si? Sonreí nerviosa.

HOLAAA! Y gracias nuevamente por leer, voten y comenten si les gusto, y díganme si hay algo que les molesta o sienten que falta en la historia. Una canción de Ludovico Einaudi en la biografia 

CassieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora