Lila.
Ha pasado un mes desde que llegue a Estocolmo, todo ha estado tranquilo, pero he sentido que me siguen desde hace una semana aproximadamente, no le he dicho a Ismael no quiero preocuparlo, solo son paranoias mías. Todo esta bien, no conozco a alguien que tenga razones para hacer eso, al menos aquí no.
Camino a paso apresurado por la calle para llegar a mi auto, Ismael me dijo que no podría venir por mi hoy. Paso junto a una jeep verde. Siento como alguien me mira desde la ventanilla del auto, trato de no parecer muy paranoica y los ignoro, veo mi peugot negro a unos cuantos autos de distancia y me tranquilizo, después de los dos primeros ataques que me dieron al llegar aquí no he vuelto a tener ninguno y tengo una vida casi normal. Casi. Escuchó pisadas cerca de mi y me recuerdo que no me están siguiendo que son otras personas caminando, no va a pasar nada malo. Alguien toca mi hombro y mi corazón se salta un latido para seguir a una marcha inusual, tomo un poco de coraje y me giro para encarar a la persona que me ha espantado. Es Dylan.
— ¡Joder tío! Me asustaste, pudiste saludarme cuando pase junto a tu jeep verde. — digo mirándolo mal, eso fue raro.
—¿Jeep verde? Yo no tengo ninguna jeep, acabo de pasar y te vi. Yo manejo una outlander; negra. — cuando termina la oración miro en dirección por donde hace unos minutos paso la jeep verde, la sensación vuelve a recorrer mi cuerpo. Pero esta vez no puedo evitar sentir el miedo de que todo vuelva a salirse de control. No puedo y tampoco quiero. —¿esta todo bien? —me pregunta Dylan al ver que no contesto y tampoco tengo la intención.
—Eh, ah si. Perdón me distraje. — digo tratando de controlar mi voz, y alejar todos esos pensamientos. —¿quieres tomar un café? —digo tratando de sonar casual.
—Claro, conozco una cafetería cerca. —dice caminando a mi lado.
—Traigo auto, vamos en el. —digo deteniendome afuera de mi peugot negro. Sube en el y empieza a guiarme a la cafetería. Cuando llegamos me sorprendo un poco por que es completamente diferente a lo que imagine. A las afueras del local se distingue el nombre de la cafetería en ingles, pequeñas macetas adornan el local, tiene mas aspecto de casa que de café, pero una vez dentro puedes cambiar de opinión tan rápido. Cuando Dylan abre la puerta el olor a café invade mis fosas nasales, y no me importa. Por que es un olor agradable, y el mejor en el mundo. Encontramos una mesa en el medio de local, el centro de mesa es una pequeña maceta con flores dentro de ella. No recuerdo el nombre de las flores pero son pequeñas y rosas, sencillas pero elegantes. Cuando me siento me doy cuenta que los menús ya están en la mesa, abro el pequeño menú y empiezo a ojearlo, me detengo en donde dice crepas y se que voy a pedir una dulce, me detengo en la sección de café y pido un capuchino. Dylan mira a la mesera y la saluda, guardo mis comentarios para cuando estemos solos y lo escucho pedir un expresso con una rebanada de pay de limón. Cuando la mesera de retira no me pasa desapercibido el contoneo de sus caderas. Reprimo la risa que me invade y miro a Dylan para luego alzar una ceja.
— Es la novia de un amigo. —dice al ver mi mirada divertida.
— ¿Por qué me trajiste a aqui y no a un Starbucks? —digo divertida.
—Es mucho mejor este lugar, además que es mas bonito. — dice al igual que yo divertido.
— Tuche. — digo soltando una pequeña risita.Cuando llegan los cafés una ligera llovizna empezó a caer, mi celular había vibrado mostrando un mensaje de Ismael. Deslizó el mensaje y lo leo.
Ismael ❤:
Llego un poco tarde a casa, pero te invito a comer. Besos.Yo:
No te preocupes, nos vemos. Abrazos.Dejo el teléfono en la mesa y sigo platicando, la sensación vuelve a recorrerme, alguien me observa. Trato de ignorarlo, pero aun asi mis sentidos están al cien. Volteo a mirar por la ventana del local y lo veo pasar, o eso es lo que yo creo. Creo ver a David.
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Esclava.
Teen FictionLa esclavitud no sólo consiste en servir a alguien más, a veces eres esclavo de ti mismo.