Me levante a la mañana siguiente, tenía más de 27 llamadas perdidas de Zarité, y muchos más mensajes, deje el teléfono a un lado y me fui a dar una ducha caliente, me puse una ropa cómoda y me tire en la cama a escuchar música; mi celular no paraba de sonar, lo tome y revise el chat de Zarité, después de enviarme miles de mensajes para llamar mi atención me dijo que después de clases vendría a mi casa con Ana y Marié, eran dos hermanas que había conocido hace un par de años atrás, Ana era delgada, su cabello era corto y muy lacio, lo llevaba de color café y en las puntas un tono azul, sus ojos eran verdes, al igual que su hermana, solo que Marié tenía el cabello negro sin ningún teñido, era ondulada y llevaba el cabello más abajo de los hombros, le dije que estaba bien, y que trajese una pizza de peperoni, era mi favorita.
Baje a la cocina y le serví comida a Isis, volví a mi habitación por mi celular y revise mis redes sociales, tenía otro mensaje de Julian, me pregunto cómo estaba,
^* CHAT CON JULIAN *^
J- Hola Amelia ¿cómo estás?
A- un poco mejor, gracias por preguntar, y tú?
J- bien, por cierto, me fue muy bien en el ensayo, tengo nota superior, gracias, nuevamente.
A- no hay nada que agradecer.
J- ¿harás algo esta tarde ?
A- No creo, pero Zarité, Ana y Marié vendrán a mi casa después de clase,¿Tú harás algo?
J- No...,Oye...Te molesta si también paso por tu casa a saludar?Cuando leí ese mensaje, me puse bastante feliz, no sabía qué hacer, pensar, pero no dude en responderle.
A- Sí, no hay ningún problema.
J- Tengo que irme, iré a entrenar
A- Nos vemos.Deje el celular y empecé a buscar entre toda la ropa que tenía, quería estar al menos presentable cuando llegara, estaba emocionada.
Al final de buscar y buscar encontré unas medias largas negras, unos shorts altos y un suéter gris, me recogí el cabello y me delinee los ojos de color negro, como siempre solía hacerlo.
Después, decidí ponerme a ver una serie o algo en mi habitación,para matar el tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Una breve historia de lo que nunca fue
Romance¿A dónde van las historias cuando no pueden ser?