Cuando llegué donde siempre me encontraba con Zarité, no estaba, así que decidí ir sola mientras la llamaba a su celular, no me contesto, pero me dejo un mensaje.
" Nos vemos en la 2 hora, se me hizo tarde"
Llegue al colegio, ese día llevaba un pantalón negro, unas zapatillas desgastadas y una chaqueta oscura, una bufanda gris y unos guantes de Lana del mismo color.
Fui a la tienda a comprar una botella de agua, noté a la distancia un chico que suponía era nuevo, era rubio, alto, pero no demasiado, un poco ondulado y no llevaba el cabello ni muy corto ni muy largo, sus ojos eran oscuros y vestía casi completamente de negro, quizá noto que lo miraba, pero no le presté atención y fui al árbol.Me senté y saqué un libro diferente esta vez "Anna karenina" nunca fui tan fan de los libros de amor, o al menos de algo que tuviese que ver con amor, pero este libro, lo amaba, cada vez que lo leía sentía como se erizaba mi piel y no podía dejar de contemplar las majestuosas letras que formaban las líneas de tan maravilloso libro.
Después de un tiempo, no mucho en realidad, llegó el chico que había visto en la tienda, se sentó a mi lado.- Hola, soy Travis- dijo mientras sonreía- soy nuevo y..-
- Sí, sé que eres nuevo- dije interrumpiéndole- es un poco obvio, nadie me habla en este lugar, y creo que tú preferirías no hacerlo- dije mientras me levantaba y tomaba mi bolso-Quizá lo trate un poco mal, pero no es que fuese de hacer muchos amigos y no querría más problemas, me fui del lugar y camine un rato por los pasillos, cuando sonó la primera hora fui al salón de matemáticas, no es que quisiese entrar a clase, solo no quería estar sola, igual pensaba ponerme a leer, entre al salón y me hice al final de este, en la esquina, busque mi libro entre mi bolso, pero no estaba.
- Mierda, lo dejé en el árbol- dije en voz baja -Salí nuevamente del salón, y se me pasó en la mente que tal vez, solo tal vez, el universo me separa cada vez más de los números.
Camine nuevamente por los pasillos, a lo lejos, vi a Julián, estaba hablando con una chica, no le di mucha importancia y camine hacia la dirección donde estaban, pero sin embargo no pensaba saludar, solo era el camino para ir por mi libro, No sé exactamente qué sentí al verlo besarse con esa chica a solo centímetros míos, hasta que notó mi presencia y se alejó de ella, pero eso no evitó que yo caminara derecho, sin inmutarme de su presencia, fría, esa es la palabra.
No quise pensar mucho en lo que había visto, así que seguí caminando intentado no pensar , llegue al árbol y no estaba ese libro tan fantástico que me había leído tantas veces y no me cansaba de hacerlo, mire la hora y aún faltaba como unos treinta minutos para la segunda clase, no me importase que fuese química, solo quería que Zarité llegara.
Subí al salón de química, estaba vacío, me hice en el mismo lugar de siempre, al lado de la Ventana, me puse los audífonos para nublar mis sentimientos y cerré los ojos por un momento, deseando que todo lo que había visto, no fuese verdad, era una tonta.- Creo que esto es tuyo- dijo el chico Travis alzando mi libro-
- Eh?...- dije mientras abría los ojos lentamente y me quitaba los audífonos, no había escuchado muy bien.
- Nunca he leído literatura rusa - dijo mientras lo ojeaba -
- Es muy buena, es mi favorita- le respondí extendiendo la mano para que me lo devolviese-
- Que te hace pensar que te lo devolveré - dijo mientras lo alzaba
- ¿ no lo harás? - pregunté
- Quizá- dijo- si me das tu número y me dejas acompañarte hasta tu casa-
- No sabes dónde vivo- respondí y no pude dejar de escapar una sonrisa-
- Buen punto, pero eso no impide que me des tu numero-Lo anoté en un papel rasgado y se lo entregue, y él me devolvió el libro, se sentó detrás de mí, y no pude sentirme un poco nerviosa.
Me volví a poner los audífonos y al pasar el tiempo llego Zarité.- Amelia, que tal? Me extrañaste? - me preguntó.
- ni un poco- respondí.Se sentó porque había llegado la profesora, me quite los audífonos y me puse a dibujar en el cuaderno.
Se termino la clase y me levante, guarde el libro, Zarité me esperaba en la puerta, mire hacia atrás y Travis estaba recostado, probablemente dormido, lo moví suavemente, intentando despertarlo, cuando lo moví por segunda vez, me cogió del antebrazo un poco fuerte y se quedó mirándome, fijamente a los ojos. Nunca le he desviado la miraba a alguien, y no veía el porque hacerlo, pero sus ojos café oscuro que hacían perderme en su mirada y por un momento olvidar todo, no pude evitar ponerme nerviosa y mirar hacia otro lado, sonrío y me soltó.
- gracias por levantarme- dijo
- No hay problema - dije dándole la espalda y yéndome -
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Una breve historia de lo que nunca fue
Romance¿A dónde van las historias cuando no pueden ser?